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Yo no sé quién me ha dicho que era Otoño y que las playas se han quedado solas. (Octubre es un pulmón del tiempo. El otro pulmón está en Abril). Y por eso se caen las hojas, ahora, como se cae la sangre desde algunos hombres. Sólo porque es Octubre. Otoño. Porque la vida busca su última calle y se retira, como un perro apedreado. Sólo porque es Otoño. Octubre. Debemos procurar no andar descalzos. (Octubre pone el suelo frío); ni abrir la boca cuando salgamos del amor, (Octubre tiene el aire frío); ni soñar con el alma destapada, (Octubre tiene noches frías); ni vivir como viven los demás, (Octubre tiene muertes frías). Otoño. Sólo porque es Octubre, porque la sangre se deshoja, y cae. Pienso en el día trece de septiembre. Pienso en mi juventud conteniendo las ramas de los árboles para que no cayera ni una hoja, para que no bajase ni una sangre, sólo porque era Otoño. Octubre. Pero miro hacia ti, que tienes la Primavera -¡antorcha, olor, ventana, corazón!- encendida en la mano, y me olvido de todo este silencio tendido de cama a cama, de hombre a hombre, de una tristeza a otra tristeza porque estás en Abril, ¡Primavera! Y no es el golpe ya de un cuerpo duro que se quedó amarillo, como un árbol dentro de Octubre. Es el ponerse en pié y alcanzar a tu mano, solo por la ventana, amor, por la ventana, para asomarme de una vez al mundo y verlo desde ti antes, amor, de que las hojas caigan; antes, amor, de que los labios digan “es Octubre”. Otoño.
José Carlos Gallardo nació en Granada en 1925 y vivió en Buenos Aires desde 1957 hasta su muerte, en 2008. Publicó más de 65 libros entre poesía, novela, cuento, ensayo.
El poema presentado pertenece a uno de sus primeros libros, «Hombre caído», escrito mientras esperaba su muerte en un sanatorio para tuberculosos: “Entré para morir y salí con el libro bajo el brazo” Colaborador: Ramiro Gallardo, Buenos Aires, Argentina
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