Los libros siempre han sido considerados material subversivo. Sus contenidos pueden plasmar ideas que pueden cambiar el mundo (para bien o para mal), así que quemarlos siempre ha sido una opción «apropiada» para quienes desean limitar las ideas.
Esta costumbre pirómana contra el conocimiento podría decirse que data desde la aparición de los soportes, La biblioteca de Alejandría ardió porque contenía información que no le era conveniente a algunos líderes.
La inquisición quemó libros y pinturas que consideraban «inmorales» de acuerdo a su línea de pensamiento, Lo mismo pasó en la Alemania Nazi, donde soportes (libros, pinturas, fotografías, y más) vinculados con autoría o creencias judías, fueron quemados públicamente.
Y se pensaría que es una práctica arcaica que quedó en el abandono, porque la barbarie es algo erradicado desde hace mucho… ¡pero no!, aún se utiliza la quema de libros para acabar con fuentes de conocimiento.
Recientemente, se quemó biblioteca en la Universidad de Oriente (UDO) (Venezuela), un incidente presuntamente provocado, donde desapareció la mayoría de la colección.
¿Los responsables?: vándalos, según declaraciones de las autoridades de la Universidad.
¿Las razones?: desconocidas, pero ¿cuál sería la razón para quemar una biblioteca?, un mero acto de vandalismo, una oda a la ignorancia y a la mediocridad o simplemente la mecha perfecta para ver arder todo un edificio… ¡No lo sé!.
El caso es, que saber que una biblioteca desapareció, en un incendio provocado, genera una gran tristeza e impotencia, porque queda claro que no hemos superado la barbarie. La cultura y el conocimiento es vulnerada y vilipendiada, el acceso a la información le fue negado a una comunidad universitaria. La mezquindad de los mediocres se hace poderosa, en algunos casos.
Quemar libros por su contenido, por razones políticas, religiosas o simplemente por brutalidad (de eso hay mucho y por cierto, los libros ayudan para que haya brutos con mejores propósitos) es un acto reprochable.
Hay una verdad irrefutable y es que según Heinrich Heine, «donde se queman libros se terminan quemando también personas», ojalá se tomen cartas en el asunto y se resuelva este crimen cometido en la Universidad de Oriente (UDO), que bien podría considerarse contra la humanidad (para los que amamos las bibliotecas y los libros, esto ha sido como un holocausto)
Pero la resiliencia se ha hecho presente con la iniciativa #YoConstruyoLaBiblioteca, la cual consiste en recibir donaciones bibliográficas para que la Biblioteca de la Universidad de Oriente (UDO) siga ofreciendo acceso libre al conocimiento.
Todo aquel que esté interesado en colaborar, puede escribir a sibiudo.contigo@gmail.com
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