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Poesía

Carlos Obispo | Zopilotes

Nuestros zopilotes bailotean entre
los volcanes, el cielo y
el sudor; sus cuerpos no son más
que un traje de plumajes
aborrecibles y punzantes.

Su hábitat natural son los ríos
contaminados de nuestras venas,
las llanuras de una boca
carnosa y podrida, las calles óseas
de un cuerpo moribundo, los viscerales
montes de soeces pensamientos.

Posan en las entrepiernas de nuestras
mujeres, en los vientres de
nuestras madres y en las cabezas
desprendidas de los nuestros.

De modo aborrecible aplastan sus garras
en masas desfiguradas solemnes a
identificarse en nuestros recuerdos,
y alzan su pico en protesta a su mal sabor.

Entre sus fauces suelen encontrarse
ganados en descomposición, porquería,
prostitutas, lugareños, menores de edad,
cafetaleros, padres de familia,
milicias, descendencias, indígenas, inciviles,
y demás exóticas carnes que en El Salvador
suelen encontrarse.

Por Carlos Obispo

Estudiante de la carrera de Licenciatura en Ciencias del Lenguaje y Literatura de la Universidad de El Salvador.

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