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Hombre contra el mar

A la espera

¿Cuándo el amor dejará de ser muerte?,
¿Cuándo el tiempo dejará de ser su arma?,
¿Cuándo ambos dejarán de atormentar al hombre,
Cuando éste despierte solo en su cama,
O cuando sienta cómo a través de la ventana
Entra el olor tardío de una mañana?

Con los ojos puestos en el sol,
O el sol puesto en tus ojos,
¡Corre, hombre estúpido!, ¡corre!
Tú que mueres de amor y no de hambre.

Corre hacia ella, corre hacia la vida,
Que siempre está paciente y tranquila;
Corre con el viento arrasador que busca el norte,
El único que conoce mundo,
El de los malos y el de los pobres,
El de los vivos y el de los muertos,
El mundo de todas las ensoñaciones.

¡Corre, hombre iluso!, ¡corre!
Haz a un lado el amor y vive
En serio por un efímero minuto;
No apartes la soledad que siempre estará contigo,
Haz que se detengan los mundos,
Puesto que, cuando se espera
Paciente la muerte verdadera,
La vida es fuente de la alegría.

Por Edgardo Romero

Estudiante de periodismo de la Universidad de El Salvador.

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