Papá falleció en ese sofá. Mi madre se ha lanzado a pintar todos los días. Parece que el duelo también se puede vivir así. Al fondo puede escucharse el silencio. La casa pareciera tener nuevos aires y el sofá de papá sigue ahí como si fuese una isla que alguien decidió deshabitar. De vez en cuando alguien, aquí dentro, se dispone a vivir. El orden pareciera una buena forma de evidenciarlo. El contemplar aquel árbol con gusanos y recordar. Sí. Recordar. Me parece que fue justo a las tres de la tarde. No lo sé. El tiempo dejó de tener importancia. ¿Qué hacés cuando la vida no es más que un sofá deshabitado?
Categorías
El sofá
