Saludando al sol comienza un nuevo día. Así los saludo a ustedes. Desde las clásicas aperturas de peón de rey en el ajedrez (aunque un poco impredecibles) hasta la historia de una pequeña escultura que descansa sobre mi librero, les presentaré a continuación algunas minificciones que han salido desde lo más misterioso. Échenles un ojillo atento.
Al pastor
En el tablero se menean las piezas que ruedan y bailan con los reyes. Un peón se abre en las blancas y las negras cuentan sus ovejas. ¡Pum, pum! El reloj cuenta cuatro jugadas. Las negras ahora velan muerto y las blancas matan puerco.
De ángeles y sal de uvas I
Un ángel vivía feliz entre sus cantos y sus apuestas con los muertos. Un día perdió las alas y ganó un compadre de suspenso. Dios lo expulsó de su diestra y ahora despacha en una farmacia de descuento.
De ángeles y sal de uvas II
Ángel que vuela torcido jamás su rezo endereza, y de vuelta a la farmacia.
Huesitos letrados
Era un cadáver tan culto que después de cultivarse bajo tierra terminó por hacerse fruto.
Párrafo estratégico
Érase una vez un párrafo tan, pero tan poderoso, que en vez de cuartilla tenía cuartel.
Discordia
Al final le dije: fuimos una pareja muy zoofílica. Yo tan maullador ¡y tú tan fiera!
Ni Pigmalión ni Galatea.
Era la escultura más hermosa, fiel y sumisa que jamás se hubiese creado. Un día sin querer le hice un desaire y tan sumisa era, que explotó silenciosamente en llanto. Ahora tengo un bonito mastique embarrado que me reniega por cualquier cosa.
