Salí a correr en la madrugada.
Jamás me detuve,
ni siquiera para tomar un poco de aire
o esparcir el agua de mis entrañas.
Seguí moviéndome,
siempre hacia adelante,
ajeno al tiempo, lejano al espacio.
Fui tan veloz
que el sueño y el cansancio
se desmayaron en el camino,
justo después de la sed y el hambre.
Fue toda una hazaña;
y sin embargo,
antes de que caiga la noche,
me doy cuenta de que hace mucho
me alcanzaste.