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La literatura como contenido digital y la evolución del acto lector: entrevista a Miguel Antonio Guevara

Miguel Antonio Guevara, sociólogo y escritor venezolano, ha abordado el tema de la difusión literaria en medios digitales y propone una visión sobre las comunidades de sentido que, hoy en día, son el soporte de las creaciones artísticas que circulan en Internet.

Verónica Vidal: Entre 2017 y 2018 llevaste la columna Cuaderno Hipertextual, donde mencionaste con detalle las ventajas y desventajas de la metamorfosis de la información impresa hacia un material global, al que podemos acceder por muchas vías, y que generan la conectividad masiva de conceptos, libros y textos. En general, ¿Qué percepciones añadirías o restarías a tus apuntes, como fruto de tu nuevo abordaje del tema?

Miguel Antonio Guevara: En primer lugar, creo que hay que superar la oposición tecno optimista y tecno pesimista. Me refiero a opiniones como: «tal cosa es buena para la cultura» o «tal cosa degrada la literatura y la escritura»; es decir, hay muchos más matices en este nuevo tiempo de la información, entre ellos el hecho de que hay que aceptar, sin complejos, que la literatura hecha en Internet y para Internet ha llegado para quedarse y no vale más una publicación que otra, sea impresa o digital.

En segundo lugar, me parece que el libro digital o electrónico no debe ser el punto de partida de la discusión sino más bien los contenidos, lo que se escribe y cómo circula (y cómo se lee y escribe para que circule).

En tercer lugar, considero que el campo cultural es más diverso de lo que se pensaba; es decir, esos espacios en donde circulan los contenidos, dispositivos o sujetos que los producen y consumen, son más ricos. Ahora ha tomado protagonismo una nueva subjetividad que lleva las riendas de estos nuevos procesos y es lo que he venido a llamar Comunidades de Sentido.

Y en cuarto lugar, una preocupación más práctica que reflexiva tiene que ver con los nuevos roles editoriales necesarios en este escenario que demanda especializar aún más el campo en cuestión.

Por ejemplo, ahora el editor tradicional debe convertirse en una suerte de curador transmedia, al tiempo en que debe ser un conocedor de los intríngulis digitales. Si vas a tener una editorial no puedes contratar a destajo a un comunity manager para llevar tus redes; necesitas a un especialista, de modo que tu administrador de redes debe ser alguien pulido en esos aspectos de promoción y divulgación de tus contenidos con un perfil de editor, debe ser más bien un lector y hasta un escritor, que es la persona más adecuada en estos entornos para producir contenidos, compartirlos y participar de la riqueza de la subjetividad digital (que es lo más importante). Esta subjetividad incluye chistes, memes, ciertos meta relatos de lo literario y de la vida online que implica convivir en esos espacios y mantenerlos al día con las necesidades de estos nuevos lectores, es decir, de esa comunidad de sentido. Es por eso que te comentaba, líneas atrás, que ya el centro de la discusión sobre la literatura online no son los libros sino más bien los contenidos y las comunidades que los ponen en circulación y que tienen como centro al lector.

Por eso me gusta decir que la literatura, en este contexto, ha puesto de nuevo a la subjetividad más importante de lo que hemos llamado libro, lectura o escritura, y no es nada más que esa figura por la que estamos teniendo esta discusión, el lector, la lectora y el acto de leer en sí mismo.

Esta última consideración es la más importante, porque atraviesa todo lo que te he comentado. Nos lleva incluso a modificar la escritura. Siempre bromeo con esto y digo “oye, nadie leyó a Barthes, o a Kristeva”, es decir, aquello de la muerte del autor, la intertextualidad, del código que cobra vida propia y que tiene cada vez una interpretación única por su circulación, esos hallazgos están ahora más presentes que nunca. Creo que esos escritores fragmentarios, como el mismo Barthes o Benjamin, Cortázar e incluso los autores de la nouveau roman, o los aforistas como Cioran, hubiesen disfrutado mucho ser blogueros o influencers, porque precisamente lo fragmentario, hipertextual, transmedia, etc., es decir, lo que circula, es lo que está determinando ahora cómo se lee, cómo se escribe y por ende cómo se publica.

Y lo más interesante, el factor que construye comunidades de sentido, que hace tejido social, no es más que la lectura y la difusión de lo leído, la necesidad de consumir relatos, modificarlos y ponerlos en circulación tengan el formato que tengan. Creo que tal vez ahora una editorial tiene más que ver con el diseño de videojuegos o la producción de series que con el mundo editorial como lo teníamos pensado antes. Sobre todo porque tienes que producir mundos para ser habitados, experiencias inmersivas o como dice Alan Pauls, necesitamos objetos (y yo le agrego subjetividades) que nos acompañen.

EL CENTRO DE LA DISCUSIÓN SOBRE LA LITERATURA ONLINE NO SON LOS LIBROS SINO MÁS BIEN LOS CONTENIDOS Y LAS COMUNIDADES QUE LOS PONEN EN CIRCULACIÓN Y QUE TIENEN COMO CENTRO AL LECTOR.

V.V: En tus últimas publicaciones ya habíamos leído tu opinión sobre el papel de las comunidades de sentido en la producción, aceptación y circulación de los discursos literarios y no literarios. Explícanos más de esta figura generadora de información.

M.A.G: Con Comunidades de Sentido me refiero a que lo literario como campo cultural ya no depende solo de particulares privados o instituciones, sino más bien hay como un revival de aquello que Michel Maffesoli llamó el tiempo de las tribus; es decir, hay nuevas comunidades de sentido que se agrupan en torno a sus particulares deseos y necesidades de expresión, en este caso en los entornos digitales, creando todo un ecosistema literario digital.

Lo veo como una gran ventaja porque tienen un rol muy importante frente a la tradición legitimadora de qué es o no literatura. Ahora basta que un grupo de interesados en algún tema se reúna en torno a sus voluntades creativas y funden un proyecto en forma de revista web, un blog, un perfil en una red social que difunde literatura o publiquen una antología. Son cientos de iniciativas editoriales que vemos día a día. Ya no necesitas que una vaca sagrada X o la editorial Y avalen tu obra para que esta sea “válida” y circule como válida, necesitas, en todo caso, la validación de una comunidad de sentido.

He visto de todo, desde autores que tienen cientos de lectores en Wattpad hasta esos “booms” editoriales en Amazon. En el caso venezolano, con todo y sus complejidades, hay un despertar editorial enorme sostenido por un ecosistema literario digital y autónomo muy variado. Yo mismo, como autor, comencé en redes sociales y publicando en blogs, luego vino, digamos, esa interacción con lo institucional literario, que sería la relación del escritor con sus pares o lo que el autor denomina sus pares.

Eso ha devenido en un asunto más amplio, más democrático tal vez. Es decir, que un autor no necesita el aval de nadie sino de sus lectores para convertirse precisamente en eso, un autor o autora.

hay nuevas comunidades de sentido que se agrupan en torno a sus particulares deseos y necesidades de expresión, en este caso en los entornos digitales, creando todo un ecosistema literario digital.

El asunto de los premios, concursos, mecanismos de legitimación y mecenazgo tan antiguos como la literatura misma, sigue conviviendo entre nosotros, aunque no son la vía única para la legitimación o la profesionalización literaria. Ahora basta con la voluntad del creador y su capacidad de tejer su propio networking, como te decía, entre su comunidad de sentido, o incluso fundarla.

Claro, no se trata de nada nuevo sino de un escenario que vuelve a poner al lector como prioridad. Me parece que las iniciativas editoriales, de promoción y divulgación de la escritura, entre otras, eran como librocéntricas, por decirlo de algún modo, donde toda iniciativa se basaba en bibliotecas físicas o digitales, en publicaciones por publicaciones, cuando realmente lo que importa es concentrarnos en construir la comunidad de sentido, su concepto, su existencia como tejido social. Porque tú puedes publicar mucho, tener cientos de bibliotecas, pero, ¿quién lee esos libros?, una vez me conseguí un ejemplar de El signo y el garabato de Octavio Paz en una biblioteca pública que según la ficha tenía 20 años sin ser consultado. Yo me pregunté, ¿qué podemos esperarnos los autores contemporáneos?, es por ello que creo que al momento de construir cualquier tipo de proyecto editorial, o de mediación de lectura y escritura, la construcción orgánica de una comunidad de sentido es fundamental para así poner al lector como centro porque, como decía Orlando Araujo, es la única instancia válida cuando de literatura se trata.

Miguel Antonio Guevara (1986). Escritor venezolano. Ha publicado una amplia obra poética y ensayística. Sociólogo, maestrando en filosofía. Con reconocimientos en narrativa, ensayo, poesía y periodismo en Colombia, Venezuela y Suiza. Su nouvelle  Mahmud Darwish anda en metro (El Taller Blanco Ediciones, 2019) recibió el VI Premio Nacional Universitario de Literatura «Alfredo Armas Alfonzo». El sello venezolano Ediciones Madriguera preparó un volumen compilatorio de su poesía publicada durante los últimos diez años titulado Mudable, Antología transitoria 2009-2019. Este año publicó su novela Los pájaros prisioneros solo comen alpiste (LP5 Editora, 2020). Puedes leer su columna «Cuaderno Hipertextual» a través del siguiente enlace: https://cuadernohipertextual.wordpress.com/2020/08/19/columna-cuaderno-hipertextual/

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M. S. Alonso: La trayectoria del terror y el claro de la poesía

Beatriz Rodríguez Guzmán, escritora venezolana conocida bajo el seudónimo M. S. Alonso, nos ha concedido un repaso por los sentimientos que ha experimentado como lectora, sus preferencias y la filosofía personal que configuran el paisaje de su literatura.

Verónica Vidal: ¿Cómo te iniciaste en el género del terror y cuáles fueron tus primeros referentes literarios?

M.S. Alonso: En el género del terror, pude iniciar a partir de la lectura del libro «Jean Eyre» (1), aunque las personas no lo crean. Esto sucedió porque en esta novela hay un referente gótico. Una figura que, para la protagonista resulta un fantasma inicialmente, y luego se entera de que es la primera esposa del señor Rochester: una mujer con problemas mentales. Jane se deja sugestionar por los gritos que se escuchan, los aúllos en las sombras y los incidentes que este personaje ocasiona. Entonces, creo que mi primer referente fue ese, aunque sea sólo un esbozo. El encuentro con «Jean Eyre» fue en el año 2014. Soy ávida lectora desde el año 2011 y digamos que me aficioné a la lectura como un escape a tanto estrés y a las situaciones de la vida cotidiana. En esa época leía todo tipo de novelas: erótica, romántica, juvenil inclusive (risas), pero no había leído horror como tal.

En el año 2015 leo «Cumbres borrascosas» (2), que es un tanto gótica también y seguidamente, en el 2016, doy con una novela que había querido leer en el 2014: «Un saco de huesos», de Stephen King. Algo un tanto extraño dentro del universo de King. Esa novela me atrajo profundamente y consiguió guiarme hasta otro libro que me atrapó: «Fantasmas», del autor Joe Hill (el segundo hijo de Stephen King). Él une horror y fantasía en sus relatos. Me atrapó inmensamente su forma de narrar dentro del género gore. Luego leí «NOS4A2» (3), y leí «El traje del muerto» (4), «Cuernos» (5) y «Fuego» (6). Ellos dos son mis referentes de terror contemporáneo. A partir de esto, recordé que ellos tienen sus raíces en la novela gótica, por lo tanto comencé a leer «Frankenstein» (7), «Drácula» (8), «La dama pálida» (9), «Castillo de Otranto» (10), «Carmilla» (11) y otros tantos libros que comenzaron a atraer mi atención y hacerme mirar hacia lo oscuro. Aunque ya las personas no sienten temor por el terror clásico. La audiencia ahora es más visceral y directa. Empecé a leer a Edgar Allan Poe, por supuesto. Mary Shelley, Horacio Quiroga, Bram Stoker y John William Polidori, Sheridan Le Fanu, D. H. Lawrent con «El caballito de madera», aunque él es más conocido por la novela «El amante de Lady Chatterley». Julio Cortázar y sus relatos oscuros también me han atraído profundamente.

Con respecto al terror en la poesía, considero que el primer libro que realicé me gusta, creo que todos empezamos por algo y «Cadáveres ocultos» fue mi punto de partida y siempre estará allí para recordarme que yo escribí eso, aunque hoy para mí resulte un tanto extraño.

V.V: En tu obra se nota la evolución del discurso, partiste desde el terror imaginativo y guiado por la nocturnidad y has llegado a un terreno del redescubrimiento del yo, y del otro, de cómo se fusionan a través del lenguaje poético. ¿Cómo ha sido esta transición y qué te ha marcado de este proceso?

M.S.A: Realmente, en el año en que comienzo a leer horror también me abro a leer poesía. Leía a Edgar Allan Poe y a la vez a Emily Dickinson, también a H.P. Lovecraft, aunque muchos quizás no lo conozcan como poeta. Clark Ashton Smith fue un seguidor de Lovecraft, además fue poeta. Ambos tienen esta saeta gótica, el espanto. Sin embargo, ahora me he abocado a leer otros poetas y la poesía me ha enseñado a conocerme a mí misma. Considero que por eso se observa la evolución en el discurso desde «Cadáveres ocultos» hasta «De barro y de silencio». Ya no es una poesía que evoca imágenes de horror, de miedo, sino que muestra lo que he sentido en algún momento. Busco la manera de mostrarlo: sea la metáfora, sea lo directo; trabajo con lo que tengo alrededor, bien sea en mi casa, los objetos cercanos o algún símil que me evoque una sensación. La poesía ha sido catarsis y depuración. Saco lo que he acumulado, incluso desde la infancia. Estoy en ese camino del redescubrimiento que me ha ensañado la poesía.

Pienso que antes no me conocía, no sabía cuáles eran mis fortalezas o quizás las conocía pero desde el ego, el ego profesional. Porque durante años viví basada en mi carrera hasta que la ejercí. La poesía me ha enseñado la humildad y el panorama personal que no te lo da un libro de autoayuda, ningún coach que te hable bonito (a quienes respeto, claro está). La poesía te lleva a esos lugares que quizás la narrativa no alcanza tan directamente: hablarte de ti mismo, conocerte no sólo a través de ella sino a través de los cambios, el análisis del entorno. No entiendo cómo hay personas que se alejan de su entorno, el entorno influye en la poesía. La humanidad con el prójimo también me la ha enseñado la poesía. Hay una poeta que admiro mucho, Alejandra Pizarnik, porque fue ella la que me llevó por la senda de la mirada interior. Digamos que, entiendo perfectamente las metáforas que utilizaba y al leer sus diarios, que no son más que una extensión de su poesía, empecé a comparar con situaciones que viví durante mi adolescencia tardía y me sentí plena y escuchada en otra voz. Hay otra poeta, Hanni Ossott, en este caso fue Jorge Morales Corona quien me la presentó y creo que esto es un aspecto importante en la promoción literaria de todas las generaciones, cuando hablas de un autor, hablas de sus posturas sin máscara: sus textos. Donde está el poeta desnudo allí estamos nosotros también. Fue eso, darme cuenta de que hay un refugio para respirar, más allá de sólo evocar imágenes grotescas o sugestivas. Antes no comprendía por qué algunas actitudes del ser humano y la poesía me las aclara, me las muestra. Cuando empecé a leer otros poetas, más allá de Samuel Taylor Coleridge o de William Wordsworth, me hice más consciente de mi entorno. No hay mejor terapia que sentarte a leer un poema con confianza y dejar que el poeta te hable.

Con la poesía de Miyó Vestrini, se completa la lista de mujeres que rondan con claridad en mi vida. Me gusta pensar que se mueven con el tiempo. José Antonio Ramos Sucre también es otro referente. Otras personas vivieron lo que tú vives, a nivel mental y espiritual y puedes comprender ahora lo que sucede. Me doy cuenta de quién es Beatriz realmente, me doy cuenta de que hay formas de sanar el dolor que nos ha afectado por tanto tiempo. Hay situaciones que realmente nos marcan; el poeta te enseña a ver la vida fuera del ego. Quizás no sea la mejor poeta, pero es mi camino, mi aprendizaje y mi curación. Trabajar con la poesía y su música incidental, es para mí una catarsis, una explosión silenciosa pero necesaria.

V.V: ¿Consideras que existen influencias externas (políticas y socioculturales) que han forjado algún aspecto de tu obra?

M.S.A: Al inicio de mi escritura, me enfoqué un poco más en imágenes que evocaban horror, como lobos por ejemplo o ángeles caídos; pájaros, el ángel se la muerte, entre otros. En ese entonces, y aún hoy, son símbolos que me inspiran. Sin embargo, la realidad que impera a nuestro alrededor, aunque no lo queramos nos mina la mente, el cuerpo y el alma; socava nuestros cimientos, creencias y valores, y por ende juegan un papel fundamental en nuestras emociones.

La poesía te lleva a esos lugares que quizás la narrativa no alcanza tan directamente: hablarte de ti mismo, conocerte no sólo a través de ella sino a través de los cambios, el análisis del entorno.

Es en mi último libro donde comienzo a rozar un poco esa influencia de lo observado y lo que he sentido como respuesta a la injusticia en mi entorno. Pienso que el ser humano se divide en bueno y malo, porque él mismo así lo quiere. Tenemos libre albedrío, pero hacemos uso de él desde el ego. Dañamos a otras personas. Hay un poema en «De barro y silencio», que titulé «Seres corruptos», se puede decir es un calco de lo que pienso del hombre, al igual que otros de mis poemas, también incluidos en el libro. «La humanidad del vacío» o «Las cuatro esquinas», inspirados y escritos desde una emoción de impotencia y empatía para con personas que, aunque juzgadas por la mayoría, a veces no tienen culpa de estar en el lugar que se encuentran. Creo fielmente que, el poeta tiene una deuda moral con la sociedad y la salda exponiendo sus palabras al mundo, gritando a letras vivas, lo que ve, siente y también padece.

…creo que esto es un aspecto importante en la promoción literaria de todas las generaciones, cuando hablas de un autor, hablas de sus posturas sin máscara: sus textos. Donde está el poeta desnudo allí estamos nosotros también.

Mi religión es católica, pero he transitado por la doctrina Budista, más por mi vegetarianismo que por otro motivo. Practico el Ahimsa: respeto por todo ser sintiente. Una forma de rebelión ante tanto daño presente en el mundo. A nivel político, no me parcializo por ninguna corriente. Mi religión es la poesía y mi partido político es la literatura.

Referencias literarias:

(1) Charlotte Brontë, publicada por primera vez en 1847.

(2) Única novela de Emily Brontë, publicada en 1874.

(3) Joe Hill, 2013.

(4) Primera novela de Joe Hill, 2007.

(5) Joe Hill, 2010.

(6) Joe Hill, 2016.

(7) Mary Shelley, 1823.

(8) Bram Stoker, 1897.

(9) Relato corto de Alexandre Dumas, escrito en 1849.

(10) Horace Walpole, 1764.

(11) Sheridan Le Fanu, 1872.

M. S. Alonso

Beatriz Adriana Rodríguez Guzmán, escritora conocida con el seudónimo M.S. Alonso, nació en la ciudad de Valencia, Estado Carabobo, Venezuela. De profesión Ingeniero Industrial, egresada del Instituto Universitario Politécnico Santiago Mariño, es ávida lectora y bibliófila desde el año 2011. Un año después de iniciar su aventura en el mundo de la lectura, por hobbie, escribe su primer relato. Cuatro años más tarde inicia sus andanzas en la escritura de pequeñas reflexiones y poesía. En libre ejercicio, la autora se pasea entre la venta de libros físicos nuevos y de segunda mano, y la escritura de poemas y relatos. Ha realizado algunos relatos breves y micro relatos en los subgéneros horror, policiaco, ciencia ficción y fantasía que, a partir del año 2018 comenzó a compartir en «M. C. Mimeógrafo Revista Literaria» (México), junto a algunas selecciones poéticas de sus libros publicados y otros poemas inéditos. Publicó tres libros con el sello Editorial Independiente Palíndromus (Maracaibo, Venezuela): Cadáveres ocultos (mayo 2018), Pido el silencio (septiembre 2018) y Dualidad poética (diciembre 2018). De barro y de silencio (2020), es su cuarta obra, la primera que publica por cuenta propia. Recientemente, participó en cuatro antologías digitales de poemas y micro cuentos, realizadas por «La Red de Escritores y Escénicas Potosí» (Bolivia), con motivo de los tiempos de cuarentena producto de la pandemia por Covid-19.

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Yosmel Araujo: La poética del Sinrumbo

Sinrumbo es una plaquette de poesía del venezolano Yosmel Araujo, publicada recientemente en ediciones Awen, en el marco de la III edición del certamen de poesía venezolana Ecos de la luz.

Verónica Vidal: Háblanos del proceso creativo y la recopilación de elementos semióticos para este trabajo.

Yosmel Araujo: Cuando surgió la oportunidad de presentar una plaquette, no tuve que pensar mucho en el proyecto que escogería para tal publicación, siendo este mi primer poemario oficial. Sinrumbo fue escrito en el 2017 y tuvo pequeños aportes (principalmente, los nombres que ahí aparecen), hasta el 2019. Me gusta recalcar el año donde germinó, porque fue uno de gran importancia: año resquebrajado, dador de muchísimas grietas a las que aún intento encontrar ciertas resoluciones.

El 7 de abril de 2017 surge Arca, álbum homónimo de la artista Arca(1); unos meses después, en julio, hice el primer viaje por mi cuenta a otro estado. Fui a Valencia, conocí a Luz, una amiga queridísima, y a Ander, a Eli. La impresión que me causa Ander y Eli por sus constantes vueltas en Naguanagua es inmediata, luego regreso en septiembre para el cumpleaños de Ander. Antes de mi regreso a sus calles, paso estos meses de separación en una angustia gigante, como si algo mío se hubiese quedado allá.

Sinrumbo (que antes tanteaba un nombre como Resquicio del pure, como guiño al plebiscito realizado justo cuando estaba en Valencia), se dio desde la primera noche que traté con Ander. Nunca había sentido un deseo tan desgarrador, siendo este el empuje para escribir. Esa noche escribí en hojas sueltas, en billetes, en papel-de-cajas-de-cigarros, en un libro que decidí intervenir por necesidad de espacio. La misma dinámica sucedió cuando regresé al cumpleaños de este chico, con los Detectives Salvajes(2) en mano y una necesidad de ser llevado a donde él fuera con su gente. Fuimos a Puerto Cabello, nos perdimos un montón de veces, pasamos la noche en el patio de alguien, al día siguiente caminamos unas horas para llegar a una playa guardada entre tanto monte bajo; al regresar, no teníamos dinero suficiente para todos los pasajes en bus, casi no llegamos al terminal de Valencia, el papá de uno de sus amigos, Gustavo, nos buscó en su carro casi desmantelado, mientras escuchamos Lo Mato(3) y fuimos rumbo a un pueblo que colinda entre Carabobo y Maracay.

Derechos de imagen pertenecen a Yosmel Araujo V.W.

Relato lo sucedido porque de ahí parten todos los encuentros que convergen en el poemario. La decisión de escribir un texto como Las uñas de este hombre no son broma, que rompe cierto acuerdo cronológico, nace de esta misma experiencia donde me di a favor de lo que un hombre pudiese mostrarme, modus operandi que he repetido ante muchos de mis conocidos. Escribí para atestiguar el cambio causado en mí por otro, la manera en que internalicé lo que disfruté y sufrí como si fuese mi razón de vivir. Luego no lo volví a ver; dicha ausencia se acopló de maravilla con el disco de Arca, que apelaba a mi constante flagelación sobre lo sucedido y el imposible regreso.

Sinrumbo, como categoría, se da por un desvarío que no ha cesado desde el 2017, donde me encuentro pero me muevo por la ansiedad de verme como tal. Sinrumbo como título es mi forma de agradecer a una artista que me abrazó con sus propias entrañas cuando las mías se deseaban extraviadas.

V. V: Háblanos de tu propuesta visual, ¿Cuál es la relación entre tu trabajo visual y tu trabajo poético?

Desde el 2017, he estado fascinado con el marco referencial que puedo ver en una ventana. Me refiero a una dinámica voyerista-exhibicionista que forma parte de mi figura como transeúnte. Antes de llegar a expresar estas muestras de deseo a través del arte visual, la escritura ha sido un medio hacia cierto proceso depurador que responde a mis ansias de crear. Mis primeros poemas datan del 2015. Se puede discutir que el poema es un compendio de fragmentos, pero esto quizás despoja al mismo de su construcción absoluta. Por lo dado en Letras, carrera que estudié hasta el 2017, heredé el poema como cuestión de amplitud, dilatación de palabras hacia un final. Luego descubrí los aforismos de Antonio Porchia. Tuvieron que pasar algunos meses para tomar consciencia de que los enunciados que escribía eran interpretaciones de la finitud que mostraba el escritor argentino. Lo que escribo responde a los estímulos de la calle, lo abierto y cerrado de exponerse a la ciudad: es el escribir en movimiento, propio o inducido.

Derechos de imagen pertenecen a Yosmel Araujo V.W.

Del estar constantemente en una lucha contra la inercia y la falta de espacio, nació una primera iniciativa de escribir en las páginas de 211 cosas que un chico listo debe saber, cierto manual de Tom Cutler (el cual intervine cuando fui a Valencia); este ejercicio, con el libro que compré en mi infancia, dio paso a tantear una cantidad de marcadores en El Príncipe, de Maquiavelo (libro –único que adopté– de la biblioteca de la UCAB). Siempre he sido una persona dispersa, que va y viene de tema en tema, hiperactivo, y con los fragmentos he trabajado eso a mi beneficio, siendo la raíz-intención de enunciados que culminan cuando así lo decide el papel, el momento dado, la locución que me movió a escribir el mismo. He tomado fotos de estos registros y los he posteado en Instagram por la cuenta @perrovacio y que comparto aquí contigo.

En diciembre de 2019 logré comprar mi primer teléfono, con mi propio dinero. A las dos semanas de tenerlo, decidí rotundamente mantener un diario donde he de registrar las ventanas de todos los días: la que es hoy, las que fueron y siguen siendo. Mantengo este testimonio de transeúnte a través de la cuenta @sadbakarti en Instagram. Mi fascinación por las mismas corresponde a cómo veo en ellas la falta de algo: ausencia que trabaja para nutrir narrativas. De las proyecciones parten mis tanteos en la escritura y en el plantarme frente a un edificio para retratar algo que ha de responder, siempre a futuro, situado en un presente que sublimo, a favor de mi deseo.

Derechos de imagen pertenecen a Yosmel Araujo V.W.

V.V: ¿Cuáles son tus proyectos en la actualidad y a mediano plazo?

He vuelto a los textos de Pedro Lemebel para darme un impulso a escribir crónicas, he regresado a textos de literatura y teoría queer para plantear ciertas retóricas que atañen a los jóvenes de ahora y he querido volver a Samuel Beckett, para culminar una pieza donde A. y B. quedan solos en la ciudad, rindiendo honor a aquel cuento donde todo el mundo se va de Caracas porque una gran ola se avecina. Llevo años temiendo a la narrativa y espero superar su sombra; Isaac Chocrón es un referente muy importante para mí cuando lo haga.

Estoy trabajando en varios proyectos musicales junto a dos amigos que viven en la ABC de los Ruices, acá en Caracas. Hay varias maquetas por hacer y eso me entusiasma. También se vienen antologías. Este año me ha visto surgir como lo he querido desde que empecé a escribir y realmente solo espero que me lean.

Referencias:

  1. Nombre artístico de Alejandra Ghersi, cantante y productora venezolana, especializada en música electrónica y experimental.
  2. Novela del escritor chileno Roberto Bolaño, publicada en 1988.
  3. Álbum de estudio de Willie Colón y Héctor Lavoe, lanzado en 1973.
Derechos de imagen pertenecen a Claudia Zarro

Yosmel Araujo V. W. Nació en Los Teques, Miranda (1996). Cursó estudios de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Participó en el taller Poesía Silenciosa, Pintura que Habla II, dictado por Eleonora Requena. Mención honorífica en el concurso Por una Venezuela Literaria (2017), finalista en la primera edición y la tercera edición del Concurso Physis (2017, 2020) y primer finalista en el III Certamen de poesía venezolana «Ecos de la luz» (2019). Su poema Sinrumbo fue publicado como parte del tercer aniversario de la Revista Awen y su poemario Sinrumbo fue publicado en 2020 como plaquette digital por parte de Ediciones Palíndromus (Venezuela).


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Daniel Herrera Ortega: La promesa de los símbolos

Desde chico tuve interés por las películas y videojuegos, de cierta forma el entorno donde crecí me indujo a ello. En mi memoria está la primera foto que tomé de forma consciente, fue en un videojuego, buscaba recrear un plano de una película de spaghetti western. Luego, alrededor de los 15 o 16 años, ingresé a un curso de fotografía francesa en el Centro Cultural Chacao, y después tomé un par de cursos más en la ONG de Caracas. Por esa época, mi abuelo me obsequió mi primera cámara.

Entré a estudiar artes en la Universidad Central de Venezuela, pero me fui del país antes de cumplir mi primer año en la carrera. Actualmente soy residente en Argentina y estudio artes audiovisuales, ya me encuentro a mitad de la carrera.

Verónica Vidal: Quien se dedica a la composición visual está llevando a cabo una búsqueda para transmitir una historia o un significado, que en general configura un lenguaje personal. ¿Cuál es tu búsqueda?

Dan Herrera Ortega: En el caso de esta pieza, busqué contar cómo la moneda venezolana, el bolívar, se ha devaluado a medida que el tiempo pasa. Recuerdo que, esta idea nació en mí durante una conversación con un familiar, que comentaba acerca de los precios en Venezuela y de cómo todos los artículos son extremadamente costosos. Comparar la denominación actual con la de hace 13 años, representa una diferencia de millones de bolívares. Me fui del país con los precios del año 2017 y tan sólo pensar en la cantidad de ceros que han restado con cada nueva denominación; los nuevos billetes, la inmortalidad del billete de 100 con la cara de Simón Bolívar (que conocíamos como “el marrón”), e incluso el caso surreal del robo a un banco en el estado Mérida, donde dejaron todos los billetes en el suelo y nadie los tomó. Todo eso fue un clic en mi mente. Decidí crear un billete anti-inflación, a modo de protesta y expresión del surrealismo en Venezuela. 

El imperio de los símbolos es una obra de arte visual que habla de Venezuela como un país sin identidad. Obra publicada con autorización del autor.

Algunos elementos del collage ya estaban decididos desde el boceto, como elementos de un billete soviético, una estructura compositiva basada en el billete de un dólar, Bolívar en el centro con los ojos de Hugo Chávez, entre otros. El resto de los componentes llegaron de forma subconsciente.

V.V: En Venezuela, la generación de los jóvenes menores de 35 años, asistimos al abandono de nosotros mismos, de nuestras casas y familias, para poder tener una vida digna de nuevo. ¿Cómo ha influido este fenómeno sociocultural (uno de tantos en la historia latinoamericana), en tu lenguaje artístico?

D.H.O: Principalmente, el encuentro con realidades distintas a la nuestra, y la consciencia de la propia, ya que nosotros cargamos con ella a donde quiera que vamos. También está presente el hecho de que nuestra sociedad se haya visto obligada a migrar de forma masiva, por primera vez en nuestra historia, considerando que Venezuela es un país formado por inmigrantes. Estas premisas me han llevado a cuestionar los valores que tenemos como sociedad y ver hasta dónde hemos llegado. Esta ha sido la oportunidad de poder expresarme con mayor libertad, de tener acceso a nuevos y diferentes materiales plásticos y a poder tomar fotografías (incluyendo la posibilidad de usar el rollo o irme por una vía digital). En el ámbito académico, siento que este país me ha ayudado bastante en mi preparación como artista y profesional. La ciudad de Buenos Aires es en algunos momentos una ciudad que te permite soñar y hasta llegar a sentir algo de amor y cariño por ella.

Considero que el arte es una de las formas más honestas y humanas de expresión que tenemos. Es realmente hermosa la capacidad que poseemos de crear cualquier discurso a partir de nuestras emociones y sentimientos para cautivar a los demás. En palabras de uno de mis cineastas favoritos, el gran Martin Scorsese: “Lo más personal, es lo más creativo”, y eso es en mi opinión lo más bello del arte.

V.V: Háblanos de la semiótica de tu discurso visual en este collage.

D.H.O: Desde que dejé Venezuela, me había sentido dominado por la rabia y la impotencia. La creación artística ha sido la forma de canalizar aquellos sentimientos para construir a través de ellos. Considero que en este collage, está mi visión acerca de lo absurdo de la economía venezolana, así como lo irreales que han sido estos últimos años para la historia contemporánea del país. Recuerdo haber visto el documental Mayami Nuestro (1), y que una de las tomas más impactantes para mí, fue ver cómo dejaban la urbe que era Caracas en esa época y a medida que salías de ella, empezabas a ver el barrio, las casas rojas, y sonaba una voz que decía «maldito petróleo». Estoy hablando de un documental de la década de los 80, de la época de la famosa frase «está barato dame 2». Tengo la impresión de que con todo lo que ha sucedido en estos últimos años, esa frase sigue vigente, pero sólo para el 5% de la población del país. Considero que ese documental fue una gran fuente de inspiración para mi collage.

V.V: ¿Cómo ha enriquecido tu residencia en Argentina tu percepción y proceso creativo visual y audiovisual?

D.H.O: Argentina en muchos aspectos me ha permitido crecer como persona. He visto una sociedad con la que compartimos muchas similitudes. También ha sido en este país donde me he educado artísticamente, tanto en el campo de la fotografía como en el campo audiovisual. Algo curioso de mi estancia en Argentina, es que me ha permitido conectarme con un lado de mi nacionalidad que desconocía y en eso le estaré eternamente agradecido.

V.V: ¿Cuáles son tus proyectos a corto y mediano plazo?

D.H.O: A corto plazo está terminar mi carrera de artes audiovisuales, romper el cascarón en cuanto a la escritura de guiones y seguir trabajando en el desarrollo de un discurso visual. A largo plazo, me gustaría realizar un largometraje e iniciar un posgrado en artes visuales, y quizás aprender una nueva lengua.

Referencias:

  1. Mayami Nuestro es un mediometraje realizado en 1981 por el historiador y cineasta venezolano Carlos Oteyza. 
Imagen propiedad de Daniel Herrera Ortega

Daniel Herrera Ortega

Nacido en Caracas, ingresó a la Universidad Central de Venezuela en el año 2016 para dejar el país al año siguiente. Tuvo la oportunidad de vivir una temporada en México, donde tomó la firme decisión de profundizar sus estudios de fotografía. En el año 2018 partió de México rumbo a la ciudad de Buenos Aires, donde pudo reanudar sus estudios de Artes audiovisuales en la Universidad Nacional de Avellaneda. Desde muy joven sintió interés por la creación de historias. Devorador de películas, desde Jurassic Park hasta melodramas donde actuara John Wayne. Podía pasar días enteros analizando las imágenes de los videojuegos que estaban en inglés, en un intento de entenderlos y crear su propia historia. El arte es una cuestión familiar, el amor por la fotografía fue influencia directa de su abuelo. Poco a poco, fue rodeándose de personas que compartían su interés por las artes audiovisuales, con quienes pudo crear una productora.

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Jenifeer Gugliotta Guedez: Entre lo áureo de la poesía y lo terrenal

Sujetan mis pies un vórtice que pestañea, un paso quizá, dice palabra sonora. Un significante que venga inverso a decantar todo aquello que se visualiza o no, palabra que va trasmutando de a poco lo vivido en uno o en otros. Escucho en la calle un jazz, es mi calle, la misma que me acompaña acá adentro, estoy y a la vez no, respiro por minutos un Coro distinto, el mismo que murmura la melodía. Entonces desde lejos observo, atrae tu cuerpo mi realidad, el calor sofocante, calle que se diluye, música, mar, poesía con ella.

Verónica Vidal: ¿Cuáles consideras que han sido los elementos catalizadores de tu poesía, desde tus inicios en las letras hasta el día de hoy?

Jenifeer Gugliotta Guedez: Veo una mano que sujetada al aire va contorsionando palabras. Veo una niña, o al menos parte de ella, dibujando poesía en hojas, servilletas, en el piso, en la grieta de la pared de su cuarto. Así va creciendo y el mar se hace presente para albergar detalles ínfimos, un alma quizá, la ironía que hace eclosión en el impacto de cada ola a la orilla, ese vaivén que nos llena de incertidumbre: nunca tocará de una misma forma. Lo acompaña muelle, peces, viento.

¿Una constante? Las cayenas, símbolo que arropa toda mi niñez y ahora el de mis hijas, espíritu que muta en olor, tacto y gusto. Es la fuerza, inicio y continuidad siempre.

Quizá con el crecer y encontrarse con el otro viene la ciudad, entonces surge la trasmutación, dirigir actos y emociones ajenas a mí, que existen y observo a diario, tomo al otro y lo hago parte de esto (aquí muy adentro), converjo con extraños, los que se sientan en la plaza a ver pasar vidas y la suya misma, converjo con los que han perdido las razones, los que han encontrado la oscuridad a pleno mediodía y danzan en la ciudad buscando pan, significante que puede ser preludio de algo aún  mayor, esperanza quizá. Simulo y reinvento cada vez que abro esta puerta, escribo de los otros a través de mí, multiplico aunque no sepa sumar en números.

V.V: La ciudad de Coro1 no es tu lugar de nacimiento, ¿Cómo fue asumir esta ciudad dentro de tu poesía y cómo te has nutrido con otras artes y oficios como la pintura y la fotografía?

J.G.G: Si bien nací en Ocumare del Tuy2, mi lugar de expansión ha sido el estado Falcón. De él obtengo su aridez, la posibilidad de mezclarme con el agua y transformarme, todo lo espiritual y esa conexión con la palabra, la búsqueda que viene inserta en cada experiencia vivida o retribuida a través del otro. Mi poesía se nutre de esta tierra, del arte y de la fotografía sin duda. Lo que no he podido hacer con pintura y un pincel lo he hecho con palabras; en el caso de la fotografía resulta ser una extensión de la palabra misma, poesía en imagen.

La ciudad siempre ha hecho presencia. Hace tres años, de escribir en verso pasé a escribir en prosa, en una búsqueda que hasta ahora mantengo, comencé a alejarme de mí para darle voz al otro, desde allí me observo mejor y es un desdoblamiento que luego surge como poesía. Comencé a contar historias, a enajenar tanta cotidianidad, comencé incluso a ser ciudad, a liberarme en ella en un intento de entenderla quizá, al fin y al cabo, también es un nosotros y no vale persuasión. 

V.V: Háblanos de Ediciones del Útero y cómo, a partir de esta editorial, tu poesía se divide en lo áureo del oficio y lo tangible que es ahora este proyecto que has emprendido.

J.G.G: Ediciones del Útero es una raíz que conecta, es el vínculo con la existencia misma. Un lugar que nos alberga a todos, sin ningún tipo de distinción social o política. Ediciones del Útero es el sueño de asir la poesía a lo más sincero y espiritual. Es la zona áurea –hablando en términos fotográficos–, es poder captar una imagen y que la mirada la recorra por completo en armonía, en nuestro caso que la poesía vaya más allá, la idea es que trascienda, que otros la lean y revivan lo que alguna vez fue. Ediciones del Útero busca principalmente su difusión, sin importar el medio o soporte.

Como idea o pensamiento que no te deja dormir una y otra vez, llegó hace casi tres años. Anoté algunas ideas y por cosas de la cotidianidad, las dejé como un pendiente poético. Pasó un poco más de dos años para que pudiera retomarla. Lo mejor de Ediciones del Útero es que ha tomado forma gracias a mis amigos, por ejemplo, el artista plástico Pedro Hernández es el creador de la imagen de nuestro logo y Enmanuel Medina es quien se encarga de hacer todos los flyers de los eventos.

V.V: ¿Qué actividades has realizado desde Ediciones del Útero? 

J.G.G: Hace un año comenzamos a realizar recitales de poesía en la ciudad. La idea era dedicar cada edición a un poeta del estado Falcón. Así iniciamos con el recital Ebria de Sol, dedicada a la poeta Esther de Añez3; Bajo el roce de mi mano tosca, en homenaje a Rafael Vaz4; La voz del alba, homenaje a Ofelia Cubillán5 y Aurora de lumbre nacarada, homenaje a Mina de Rodríguez Lucena6. Además, nos unimos ese mes de agosto con los compañeros del Festival de Poesía Realenga y en Coro hicimos una actividad poética callejera en el mercado viejo de Coro. Lo interesante es que los nombres de cada edición son versos pertenecientes al poeta homenajeado.

Primer recital de poesía organizado por Ediciones del Útero. Flyer de Enmanuel Medina.

Más adelante realizamos, junto al poeta Antonio Robles, un “Réquiem a Gregorio Meléndez”, un merecido homenaje al poeta Falconiano en donde nos estuvieron acompañando poetas, amigos y familiares de Gregorio7.

A la par de estas actividades realizamos junto al colectivo de fotógrafos “Bang Bang Coro club”, un seriado de fotografías en donde se incluía fragmentos de poesía Falconiana, que eran mecanografiados en hojas o cartulinas de colores, todas recicladas. Las fotografías eran tomadas en espacios urbanos o naturales, con la intención de tener doble discurso: la promoción de poesía Falconiana y de la ciudad.

En marzo de este año presentamos el primer libro en físico de Ediciones del Útero, todo un reto, pues cada página fue transcrita con una máquina de escribir eléctrica. Cada libro me tomaba alrededor de tres horas, sin parar, poema por poema; cuadrar el margen, la numeración. El 8 de marzo de 2020 presentamos el poemario «Eva y Desvarío» de Milagros Escobar8 con ilustraciones de Claudia Martínez en su versión en físico y en digital.

Presentación del libro Eva y desvarío de Milagros Escobar

Ediciones del Útero es quizá ese pestañeo en el vórtice del camino que comentaba al principio, son solo palabras que contienen un significado aún mayor, que no sólo viene dada por lo que yo pienso, si no también por todo aquello que imagina aquel que se une al proyecto. Sigue siendo poesía, oxigenante siempre.

Referencias:

1 Santa Ana de Coro, capital del estado Falcón, Venezuela.

2 Ocumare del Tuy, estado Miranda, Venezuela.

3 Esther de Añez: poeta venezolana.

4 Rafael Vaz: poeta venezolano.

5 Ofelia Cubillán: poeta venezolana.

6 Mina de Rodríguez Lucena: poeta venezolana.

7 Gregorio Meléndez: poeta venezolano.

8 Milagros Escobar: escritora y profesora venezolana.

Jenifeer  Gugliotta Guedez

Venezuela, 1985. Reside en Coro, estado Falcón. Poeta. Fundadora de Ediciones del Útero 2019. Cofundadora y  miembro del Grupo Musaraña (2005-2012), editora de la revista Cubile (2007-2012), la hoja poética Madriguera (2006-2012). Recibió el Premio del XI Concurso “Rafael José Álvarez” de la Universidad Francisco de Miranda en la mención de poesía (2009). Libros de poesía publicados: “490h” (2009) y De eso se trata” (2013) por Ediciones Madriguera, el cual obtuvo en el año 2014 el Premio Nacional del libro 2012-2013 mención: libro artesanal. Licenciada en Educación mención lengua, literatura y latín (UNEFM-2009); Magíster en Literatura hispanoamericana (UNEFM-2019).

Facebook: Jenifeer Gugliotta Guedez

Instagram: jenifeer_gg

Correo: jengugli@gmail.com

Blog: jenifeergugliottaguedez.blogspot.com

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Penélope Rivera: En la escuela se estudia a los autores hombres y a las autoras sólo para cosas de niños

Penélope Rivera es una artista visual mexicana que ha compartido con nosotros la misión de la Red de Narradoras México y su más reciente actividad, la Jornada de la maternidad y los cuentos: «Muchos de los cuentos tienen a la madre como protagonista, otros tienen que ver con el ejercicio de la maternidad desde la óptica infantil y otros conceptos de maternidad como la representación histórica, la relación con la Tierra, la matriz, el rol de la familia, entre otros, y es allí cuando los públicos se multiplican, y los colaboradores de varios países. Hasta ahora, hay cuentos que tienen hasta 2500 reproducciones».

Verónica Vidal: Penélope cuéntanos acerca de la misión de la Red de Narradoras México y cómo se ha tejido esta organización.

Penélope Rivera: Conocí a Jaqueline González, en un movimiento que se llama Alegra en albergue, luego coincidimos en Buga Colombia, en el 32 Encuentro de Contadores de Historias y leyendas, posterior a eso, llegamos a la conclusión de que la mayoría de las personas dedicadas a la narración oral, somos mujeres. Entonces, desde nuestra perspectiva femenina y feminista, dijimos que sería interesante articular a todas las compañeras que nos dedicamos a hacer narración oral en el país en una Red. Esto surgió el año pasado, y para el verano, comenzamos con el grupo en WhatsApp. El objetivo es la difusión y divulgación de las actividades que hacen las narradoras mexicanas y extranjeras que residen en México; además de proporcionar un espacio de encuentro físico y virtual para compartir apuntes, ideas, conocimientos, experiencias, convocatorias, talleres, investigación y análisis. La red comenzó a tejerse vía WhatsApp, ahora ya somos más de 130 compañeras, de trece estados de la República Mexicana, y también mujeres extranjeras que radican y hacen actividades dentro del país. Comenzamos a consolidarla un poco más. De inmediato se unió Emma Reyes, y a partir de allí generamos la fanpage y el grupo en Facebook, y se fueron sumando más compañeras para hacer el equipo de coordinación. Realmente fue muy rápido. Iniciamos con la estrategia de cuántas narradoras conocíamos personalmente, enviándoles un mensaje para saber si les interesaba articularse a la red, las agregamos, y cuando nos dimos cuenta, ya éramos muchísimas. De ahí se generaron las otras plataformas y empezamos a monitorear las actividades de la red. Digamos, la configuramos a finales de agosto y ya para diciembre terminamos de vaciar ideas, objetivos, misión y una visión académica del quehacer desde la comunidad. Al inicio pensamos en narradoras orales; e invitamos a emergentes y consagradas de todas las edades. Así empezamos a sumar, articulando también a otras compañeras importantes en el fomento lector y la oralidad, como mediadoras de lectura, escritoras, bibliotecarias, editoras y promotoras culturales. Digamos que la red está conformada por todas aquellas creadoras que nos dedicamos a la narración. Para enero de este año, realizamos la primera reunión física, para sorpresa nuestra, llegaron nuevas compañeras que aún no estaban dentro de la red. Generamos tareas específicas: un sistema de registro para generar un directorio, y de ahí salieron objetivos y propuestas concretas que no hemos podido llevar a cabo por el Covid-19, pero están ahí y se han tejido lentamente. La mayoría de las compañeras son líderes de colectivos, bibliotecarias, promotoras o representantes de círculos y grupo de lectura en escuelas. En la mayoría de los colectivos y agrupaciones hacen talleres y jornadas. Y muchas de las compañeras son académicas importantes en la investigación y formación profesional, o líderes de festivales que se hacen dentro del país. Digamos que la red se teje de una forma lenta y desde muchas directrices.

V.V: Hay un punto que considero crucial en la radiografía que me das de la Red de Narradoras y es el fundamento feminista.

P.R: Somos una Red de mujeres, no propiamente una red feminista, aunque muchas seamos activistas. Creo que se trata de unir las voces de muchas mujeres desde diferentes perspectivas. Tal vez no todas tengamos la misma postura ideológica, política y activista, pero contribuimos al desarrollo humano a través de la oralidad, la narración, la creatividad, y la educación literaria y artística, con un sentir profundo desde la óptica femenina.

jornada de la maternidad red de narradoras mexico

Te quiero platicar un poco sobre la jornada de la maternidad y los cuentos. En cuanto al origen de esta jornada, surge de la necesidad de expresar la maternidad desde varias ópticas y la importancia que tienen las madres en el fomento de la lectura. Nace del querer contar historias desde la madre, desde la hija, desde la maestra que educa y ejerce un papel importante en la formación de los pequeños; también desde la madre tierra, o cualquier figura cultural de la maternidad que exista. Porque leerle a los hijos, no se trata sólo de leer un libro, es afecto, como nos comenta la compañera Irma Lucila Loya en su video, quien habla de la importancia del arrullo como la primera oralidad entre madre e hijo. Existe además, la oralidad en los cuentos prenatales, libros prenatales y de ahí todas las infancias hasta los adultos. Hay que fomentar la lectura, la oralidad y el ejercicio creativo de transmitir la palabra hablada y escrita, pero también dar voces a otros que ya escribieron sobre eso. De allí decidimos hacer la convocatoria internacional, dando voz a narradoras experiencia, emergentes y a todas aquellas voces que quisieran expresarse, y nos sorprendimos de la respuesta. Tuvimos noventa y cuatro participaciones.

Participación de Eliana Sánchez en la Jornada de la maternidad y los cuentos.

Había madres con hijos, abuelas con hijos, niñas, niños, pequeños fragmentos de lectura, cuentos editados, cuentos ya montados, de esos que entre más los contamos mejor nos salen. Había quienes recordaban algo de imprevisto en medio del vídeo, había poemas. Textos conservadores y otros de una visión de la maternidad más contemporánea. Muchos videos de mediación de lectura, con el uso del libro como elemento importante de apoyo y fomento. Tuvimos bastantes charlas o recomendaciones. Cabe destacar que hubo participación de hombres y de mujeres, lo cual es parte de la finalidad de la red. La red es de mujeres, pero genera plataformas para mostrar otras ópticas, por ejemplo, la educación hacia otras masculinidades no violentas e incluyentes. Celebramos que hay mucha participación de compañeros narradores, lo cual es muy grato.

Fíjate que ya habíamos cerrado la fecha de recepción de la jornada, y todavía seguíamos recibiendo vídeos. Fue un éxito.

Participación de Isaac Osorio en la Jornada de la maternidad y los cuentos.

V.V: Tuve la oportunidad de revisar los vídeos y llamó muchísimo mi atención la colaboración de Paula Rivera, la directora de la Compañía Fonámbules del Teatro, acompañada por una gran muñeca, que habló de la importancia del contacto físico a la hora de contar cuentos. Me pareció un ejercicio muy hermoso la búsqueda de múltiples enfoques, más allá del binomio madre-hijo. Lo que le dio peso a la voz de una maestra que puede ser madre, en el sentido de orientar, y cómo las mujeres que no somos madres nos sentimos motivadas a compartir conocimiento, oralidad y mantener la perspectiva de género. De hacer llegar la educación, la cultura y la literatura a esos espacios donde todavía no había llegado y adonde ha llegado, reforzar. Todo esto me lleva a preguntarte ¿cómo está el panorama de la promoción de lectura cuando iniciaron la Red de narradoras y cómo está ahora, después de las actividades y cuáles han sido los resultados?

P.R: Yo creo que el panorama no ha cambiado. Te comento cómo funciona. Hay una parte de la que está encargado el gobierno, instituciones como la Secretaría de Cultura, con áreas específicas de fomento a la lectura, también la Secretaría de Educación Pública con áreas de fomento desde las aulas. Antes ambas secretarias estaban juntas y había una vinculación mucho más constante en el flujo de intercambio con las escuelas y las instituciones culturales. Otra institución es el Sistema de Desarrollo Infantil y Familiar, que aisladamente hace actividades de fomento a la lectura. Hay muchos programas, bibliotecas, y extensiones especializadas en lectura, así como agrupaciones, que yo creo, es gracias a esas agrupaciones que continúan estos proyectos. Somos una población tan grande en este país, que no hay programa que dé abasto. Alguna vez hubo alternativas significativas en el país, por ejemplo una dotación de libros bien seleccionados y filtrados, de buena calidad, contemporáneos, ilustrados, de muchos temas y géneros, con una clasificación muy concreta en cuanto a edades, para bebetecas, preescolares, primaria alta, primaria baja y secundaria. Esa dotación de libros llegó a cada escuela del país. Hasta la fecha es la única que tienen y es de hace dos sexenios. Obviamente se roban los libros, se rompen, pasa lo que tiene que pasar cuando los utilizan los niños. Había dentro del programa rincones de lectura que las maestras han estado llevando a cabo, sigue habiendo libros, pero la dotación ya no es igual ni del mismo nivel, ni la misma cantidad. Eso sucede muy a menudo: lanzan programas para el fomento lector, que son buenos, donde el docente tiene un papel importante, pero se comienzan a diluir porque no hay continuidad, no hay motivación, no hay presupuestos; hay cambios de gobierno y con ello, cambios en las políticas.

Tenemos algunas bibliotecas muy activas de la Ciudad de México y en algunos estados con áreas infantiles muy bien construidas. Espacios donde ellos pueden leer y volverse asiduos. Hay bibliotecas donde los hijos de los vendedores ambulantes llegan y se sienten en un espacio para leer, y se convierten en lectores que luego continúan asistiendo a la biblioteca, ya de adolescentes y adultos.

Se han generado algunos programas con padres y madres voluntarios, que son iniciativas muy bonitas, sin embargo tienen carencias o son aburridos, porque hay que tener en cuenta de que el fomento a la lectura tiene que ser dinámico, divertido, debe contar con una base pedagógica, porque estamos compartiendo contenidos.

Por otro lado, y me imagino que también sucede en tu país, Verónica, hay una serie de publicaciones que se basan en autores que ya son clásicos y reinterpretados. No dan cabida a autores contemporáneos de la literatura infantil o de la literatura en general, de una u otra manera, solamente se difunde la cultura clásica, y especialmente la clásica europea. Es decir, los Grimm, Dickens y ya. No estoy diciendo que esté mal, porque también hay que vincular con las lecturas clásicas, y para los nuevos lectores, estas las lecturas clásicas son nuevas. Tenemos ferias del libro importantes, tanto infantil y juvenil, como de adultos, y en cada una hacen publicaciones, programación y venta de libros, y se quedan cortas, porque las personas que asisten a las ferias, son personas asiduas a consumir productos culturales, pero no van las personas de comunidades pequeñitas, rurales o las colonias populares. Ni siquiera la feria va hasta ellos. Existen libro clubes, que surgen y se disuelven por falta de apoyos y no pueden evolucionar. Algunos son persistentes, grupos muy particulares los que continúan haciendo fomento a la lectura en las comunidades, barrios, pueblos, lomas, zonas rurales y zonas rurales urbanizadas. Aunque tengamos grandes ferias, asiste solamente un porcentaje de la población. Aunque sí hay una estructura fuerte de fomento a la lectura, como siempre, no es permanente; algunas veces es una iniciativa muy buena y no hay continuidad, porque siempre faltan recursos económicos.

También creo que hay una invasión de libros comerciales basados en Disney, Netflix, animé o series, que los niños ya conocen, hay que darles otras opciones y de otros creadores. He visto en otros países cómo la gente en las calles va leyendo, México no es un país que lea por placer, leen por obligación cuando son muy jóvenes y ese también es un problema complejo, porque se vuelve una obligación escolar y pierden el gusto por leer. Sólo hay un pequeño porcentaje de chicos que les gusta leer pero por placer, y la población en general deja de hacerlo porque no sabe qué leer aunque tengamos cientos de librerías o bibliotecas. A veces las madres, padres y abuelos, comienzan a leer con los pequeños, es aquí cuando se vuelve importante tomar en cuenta las edades lectoras; a veces se empiezan a leer ya grandes, es allí donde podemos ganar terreno en el fomento a la lectura.

Tenemos ferias del libro importantes, tanto infantil y juvenil, como de adultos, y en cada una hacen publicaciones, programación y venta de libros, y se quedan cortas, porque las personas que asisten a las ferias, son personas asiduas a consumir productos culturales, pero no van las personas de comunidades pequeñitas, rurales o las colonias populares. Ni siquiera la feria va hasta ellos.

V.V: Desgraciadamente, América Latina tiene escenarios muy parecidos. Mi esposo y yo somos de Venezuela y en cualquier librería de nuestra ciudad natal, siempre encontrábamos los mismos títulos y, por lo general, sólo los que solicitaban para actividades escolares: La Odisea, La Ilíada, etc. Existía en la ciudad una iniciativa gubernamental llamada Librerías del Sur, que nos proveía de mucha más variedad, títulos de autores nacionales contemporáneos y precios aún más asequibles, pero como todo lo que venga de alguno de los ministerios, no hay constancia en la administración y los espacios poco a poco se caen. El otro punto es el de la cultura del no-lector. El que anda en la calle leyendo es un introvertido, huye del mundo y con esas etiquetas se va satanizando el acto de leer y se adopta una postura errada por parte de la sociedad latinoamericana: recurrir al libro sólo cuando estás aburrido porque es la última opción. El tema de los títulos y la producción nacional. México tiene clásicos excepcionales, Venezuela y Perú también, pero entonces la presencia de los clásicos se convierte en caudillismo y las nuevas narrativas, la nueva poesía, tiene una promoción más dependiente de sus propios autores que de otros medios. Pero qué bonito sería, que un cuento de Alberto Chimal, o de Sol Linares, un poema de Cristina Peri Rossi o de Gustavo Pereira se leyera en las escuelas. Que la juventud no tenga que esperar a estar en la universidad o pertenecer a un colectivo literario para saber de ellos. Te pregunto, ¿cómo es el acercamiento orientativo hacia las madres, que crecieron con esta cultura del libro como última opción, para que se sumen y asuman la literatura como algo vital?

P.R: Me parece interesante este análisis de la cultura del no-lector. Recordé la novela Fahrenheit 451. Creo que todo esto tiene un trasfondo machista, como si la lectura o la academia restara fuerza y masculinidad, de ahí la importancia de que las madres sean las protagonistas del fomento a la lectura y este enfoque orientativo. Aquí en México hay una expresión peyorativa, que es “puto” y se usa para decir que alguien es cobarde. Entonces cuando alguien le regala un libro a un niño, le dicen: «¿Por qué le regalas un libro al niño? Lo vas a hacer un puto, un tonto, lo vas a afeminar, lo vas a hacer vulnerable». Hay concepciones muy arcaicas, que siguen pesando en hombres y mujeres. Demos una vuelta de tuerca, un cambio de pensamiento en el sistema de crianza, educación y enseñanza, aunque se dé lentamente. Debemos cambiar la concepción de que en la escuela, se estudia a los autores hombres y no a las autoras, o que la lectura es sólo para cosas de niños, y una vez que crecen ya no pueden leer, y menos historias hechas por mujeres. Dejar de estigmatizar al lector. Yo creo que a veces no leen no porque no quieran, sino porque no se enteran, es decir, tienen más peso los medios, el Tiktok y otras plataformas, que libros. Ahorita por ejemplo, hay un boom de cuentacuentos, todo el mundo está usando el cuento como una forma de expresión en las redes, durante la pandemia. Un boom de cosas buenas y creativas, y otras no tanto, y todo se consume de acuerdo al perfil de cada quien. Pero pese a la oleada de memes y video-tik toks, tenemos miles de personas haciendo vídeos-cuentos, y creo que lo importante es que comparten sus historias e invierten el tiempo en algo que tenga que ver con leer o con la oralidad, sean buenos o malos los resultados. Siempre tenemos historias en las redes sociales, lo que necesitamos son buenas historias, y buenos contenidos. Creo que con las posibilidades de cada uno, debemos dar opciones y espacios de expresión para las familias, iremos viendo los avances y las pequeñas recompensas.

Aquí en México hay una expresión peyorativa, que es “puto” y se usa para decir que alguien es cobarde. Entonces cuando alguien le regala un libro a un niño, le dicen: «¿Por qué le regalas un libro al niño? Lo vas a hacer un puto, un tonto, lo vas a afeminar, lo vas a hacer vulnerable».

Nos queda luchar por la continuidad, los recursos, la industria editorial y tratar de aminorar lo que signifique un obstáculo para los proyectos de cultura. Cuando veo que alguien se fue contento de la sala de lectura y luego vuelve, o que la mamá se queda en un rincón leyendo, o si se les sugiere una actividad asisten a ella, o que van a la feria de libro por voluntad, es una gran recompensa. Es hermoso, que aunque se acercan poquito a poquito, a la literatura, seguramente no se alejarán.

Penélope Rivera
Artista visual, Narradora oral y Gestora Cultural. Se ha desarrollado también como: docente de arte, productora escenógrafa. Ha estudiado especialidades en gestión cultural, antropología cultural y curaduría. Ha participado en diferentes ferias y festivales de artes, cultura y fomento a la lectura del país como FILIJ, FILZ, Papirolas, FIL, FILIJ Tamaulipas, FILIJ Reynosa, Feria del Libro del Estado de México entre otras. E internacionales como Encuentro de Narradores y Contadores de historias y leyendas en Buga, Cali, Colombia 2018 y Festival Contame pué en Corrientes Argentina 2019. Actualmente es Productora Ejecutiva de Compañía Fonámbules, Presidenta de Fonámbules Producciones AC, Productora en Pushale Like, Coordinadora en el Encuentro de teatro hecho por niñas niños y jóvenes en la FILZ, Creativa en el Programa de radio podcast Disertaciones ociosas y Directora en el Encuentro Internacional de Arte Corporal Fonámbules. Ha coordinado en Cumbre Tajín, Fiestas de Reyes, Villa Iluminada, Fórmula 1, Feria de la Comunicación Alternativa entre otras. Ha sido docente a nivel preescolar en la Secretaría de Educación y Bienestar Social del Estado de México, maestra de pintura en colegios privados, profesora de Promoción Cultural en la UACM y tallerista de diferentes actividades desde 2000 a la fecha. Actualmente es becaria en Pacmyc 2020 con un proyecto de creación literaria infantil en Iztapalapa.

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El diseño editorial en la mirada de Jorge Morales Corona

En nuestros días, el alcance de los libros digitales y el consumo de material visual, demanda una mayor estética de los productos. Decidí sentarme a conversar con Jorge, con quien trabajo en el cuerpo editorial de la revista literaria Awen, para conocer su opinión acerca del proceso y tendencias del diseño editorial, además de su impacto en la experiencia del lector.

Verónica Vidal: El diseño editorial es una rama del diseño gráfico. Sin embargo, paralelo a tu trabajo editorial, cursas el último año de medicina. ¿Cómo comprendes el lenguaje de composición y la psicología del color a través del simple contacto con la literatura?

Jorge Morales Corona: Cuando me presento y hablo de mi oficio, además de la carrera que estudio, siempre hay una reticencia a la dupla entre el arte y la ciencia. Pero desde hace años me dedico a equilibrar ambas cosas. A finales del 2013 comencé a sentir interés por el diseño editorial y la importancia de un libro bien escrito y de cuidada manufactura. El tema de la composición visual, llega a través de la poesía. Durante mi adolescencia, comprendí la construcción de imágenes a partir de las palabras. Una letra es una representación gráfica con significado, es un signo, lo que hace el escritor es traducir o convertir sus pensamientos en un dibujo, y se compone por las letras de cada palabra que escribe. Las nuevas olas de la poesía latinoamericana, utilizan diferentes formas de expresión a través de los signos. En cuanto a la psicología del color, todo vino a raíz de mi interés por el cine; en cómo traducir al modo visual lo escrito en el guión y la relación que había entre la imagen y el color, fue lo que me llevó a explorar las diferentes emociones ligadas a las palabras.

V.V: Desde la perspectiva editorial ¿Qué importancia tiene el diseño en la comunicación con el lector y cómo apoya la experiencia sensorial del texto literario?

J.M.C: Hay una máxima que dice: «no juzgues a un libro por su portada». Si bien es cierto, en el diseño editorial es totalmente distinto. Juan Mercerón, que es el diseñador a cargo de una editorial venezolana llamada Libros del fuego, sostiene que un libro comienza a ser leído incluso antes de estar abierto. Esto confirma que, todo diseñador está en la obligación de hacerse con el texto, recrearse y unirse a él. En un trabajo de este tipo, antes de crear, hay que leer el texto, estudiarlo a fondo y con base en la lectura, comenzar el proceso de diseño. Siempre hago algunas notas aquí y allá mientras leo; voy haciendo bocetos de la portada, la tripa y apunto ideas en torno a la funcionalidad del texto en una página. Con respecto a la portada, es vital que la imagen comulgue con el sentimiento o las emociones que están en el poemario, novela o libro de relatos. Por tanto, el diseñador no es un mero espectador o trabajador de la editorial, sino que es parte del proceso creativo literario. Debe ser un gran lector y este perfil no sólo atañe al diseño de libros, hay que recordar que el diseño editorial abarca revistas, folletos y papelería ejecutiva. Si el diseñador no está dentro del texto y no entiende cómo este funciona dentro de una pagina, a partir de sus propias apreciaciones, no va a tener un buen punto de vista para la disposición de la caja de texto, los títulos y otros pequeños detalles. La portada debe aludir a las emociones y servir de vehículo para que lleguen al lector, a través del estudio minucioso de diferentes imágenes. En el proceso para obtener una portada final, puede haber entre cinco y veinte versiones, y entre tres y seis imágenes de diferentes tipos, que al final no necesariamente son escogidas. Porque la razón del diseño es que, mientras sea menos, hay más ganancia; se transmite más y la sobriedad le brinda al lector la confianza del equilibrio visual. Actualmente podemos echar mano de muchas herramientas digitales, para obtener una composición que represente de forma fidedigna, o que se acerque bastante, a todas esas conexiones emocionales que el lector encontrará en el libro.

V.V: Háblanos del panorama del diseño editorial actual. ¿Se puede decir que hay tendencias? ¿Qué debería dejar de hacerse y qué debería implementarse? Resulta un reto para las editoriales replantear constantemente la corriente editorial, a partir de las tendencias, recursos digitales y perspectivas de los lectores.

J.M.C: En cuanto al panorama editorial actual, observamos la elección del arte abstracto para la portada. La finalidad de esto es envolver al libro en un misterio que te invite a llegar a él. Sucedía que en las tendencias entre 2013 y 2018, era importante exponer una escena, o algo resaltante de la historia, en la cara del libro. La intención era crear un primer discurso, que se completaría con el texto. Pero ahora, de un modo u otro, la portada nos habla de los poemas, la novela o los cuentos. En la línea de investigación, puede sugerirnos algún punto álgido del texto de filosofía, investigación o formas de arte, adoptando más que todo la inferencia como un recurso del arte gráfico. Claro, hay editoriales que siguen utilizando la misma fórmula de las décadas de los 50 y 80: portada rústica, tapa dura en la que era difícil inventar o vectorizar ya que todo era a través de imprenta, grabado y letras directamente sobre el material. Como te comento, no han decidido evolucionar en cuanto a exposición de diseño editorial, por lo que vemos cubiertas vacías, en el sentido de que utilizan una imagen sin relación alguna con el contenido de la obra. La imagen colocada en medio, el título abajo, el nombre del autor en un cintillo arriba; el isotipo o logotipo de la editorial y listo. Una portada vacía, porque la composición gráfica y la tipografía no transmiten nada. Siguen con la lógica de que lo importante es el texto, no el libro, pero el libro es un objeto cultural, un testigo que trasciende al igual que el texto. La palabra impresa también es imagen; el diseño también es algo que perdura. Podemos editar a grandes escritores actuales, grandes clásicos, filósofos y novelistas, pero muchas editoriales no le hacen justicia a esos textos maravillosos; sólo piensan en abaratar costos, producir en masa y poner en línea muchos libros. Últimamente vemos el fenómeno de los libros con contenido vacío, que interactúan con publicidad y generan dinero sólo con su publicación, aunque no sean comprados. Es algo aparte. Pero volviendo al caso de estas grandes editoriales internacionales, con presencia y distribución internacional, que no se detienen en un buen diseño y sus bibliotecas dejan perder poco a poco el valor del libro. No se trata de vaciar y luego imprimir. No podemos negarle a los lectores el placer de tener un buen libro entre las manos, olerlo, experimentar con las formas tipográficas y con toda la disposición de los elementos gráficos. Conforme avanzamos en experiencia en el rubro editorial, adquirimos nuevos aprendizajes y es necesario llevar en paralelo una escuela de mejora. Debemos adaptar nuestros lineamientos a nuevas formas de expresión. Si esto no sucede, resulta algo lamentable, porque la experiencia sensorial que provee un libro bien diseñado, bien maquetado, es algo inigualable.

Jorge Morales Corona (Santa Ana de Coro, Venezuela. 1995) Autor y editor. Ha publicado los poemarios Escribiendo en Tierra de Nadie (2013), Araboth (2015), Alma (2015), Ciudad del Sur (2016), Reflejos Cotidianos (España, 2017), la compilación El conjuro del humo (Poemas inéditos) (España, 2018), Guardianes del susurro (Costa Rica, 2018) y La condición quebradiza (España, 2020); como narrador el libro de cuentos Cirqueros, Gitanos y Embusteros (España, 2017) y El hogar es un nombre que pesa (Costa Rica, 2019): como cronista Ruta 6 –Volumen 1– (Venezuela, 2017). Ganador del IV Premio de Cuento Santiago Anzola Omaña (Venezuela). Recibió el Segundo lugar del II Concurso Nacional de Joven Poesía Hugo Fernández Oviol (Venezuela), Mención Honorífica en el III Premio de cuento Santiago Anzola Omaña, IV Premio de Poesía »Descubriendo poetas« (Venezuela) y en el Concurso Internacional de Teatro Breve “Marité Repetto” (Argentina). Parte de su trabajo ha sido incluido en antologías en España, Argentina, Colombia y México sobre poesía y cuento. Entre otros, ha publicado en Panfleto negro (Venezuela), Poesía desde Valencia (Venezuela), Letralia (Venezuela), Revista La Caída (Colombia), Áspera Zine (México), Ibídem (México) y Revista Pluma (Ecuador). Libros del autor se pueden conseguir en la biblioteca digital Poesía Vzla o en su blog personal. Poemas suyos han sido traducidos al inglés y al italiano. Preside desde 2017 la junta editorial de la Revista Literaria Awen y la dirección de Ediciones Palíndromus y en 2019 fundó el estudio gráfico Komm! Actualmente cursa estudios de Medicina en la Universidad del Zulia.

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