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Canaimera

Rosa Silverio | El Caribe que retumba

  • Juan de Dios Maya Avila

Una constante de muchos escritores en Latinoamérica es la migración que los lleva lejos de sus lugares de origen, a veces por aventura, otras tantas por encontrar nuevas oportunidades que les permitan expandir su trabajo, y en no pocas ocasiones por razones políticas. Sin embargo, casi siempre queda la esperanza y el deseo de volver. Quizá así le suceda a una de las voces poéticas contemporáneas más interesantes de la siempre polícroma literatura caribeña; una mujer cuyos versos, cuya alma recia, le han hecho figurar en Europa (tierra en la que vive desde hace tiempo) y ser una referencia de las letras de su natal República Dominicana. Rosa Silverio (Santiago de los Caballeros, 1978) es, ante todo, una poeta, una hilvanadora de palabras, y luego también es feminista y periodista, gestora cultural, tallerista, activista y viajera. Resalta su trabajo como redactora y editora del periódico Listín Diario y como directora editorial del periódico Noticias en Casa de Casa de Campo. Un parteaguas en su carrera fue hacerse acreedora del prestigioso Premio Internacional Nosside que organiza el Centro de Estudios Bosio en Italia. También ha ganado, entre otros, el Premio Nacional de Poesía de República Dominicana y el XII Premio Letras de Ultramar. Entre sus libros se cuentan los títulos Rosa íntima (Santuario, 2007), Arma letal. La destrucción de las palabras (Colección de Premios Nacionales, 2012), Matar al padre (Huerga & Fierro Editores, 2014), Mujer de lámpara encendida (Huerga & Fierrro Editores, 2016) e Invención de la locura (Huerga & Fierro Editores, 2019). Su obra ha sido traducida al italiano, al catalán, al francés, al portugués y al inglés.

  • Estimada Rosa, ¿porqué decidiste irte a España?
  • Por libertad y por amor. Para huir del machismo de mi tierra y para reencontrarme con la persona que ocupó mi corazón durante una década.
  • ¿Cuál es tu perspectiva de la literatura latinoamericana contemporánea?
  • Creo que la literatura latinoamericana contemporánea goza de muy buena salud. Muchos pensaban que después del boom no habría nada valioso y yo creo que los escritores y escritoras actuales son dignos representantes de la buena literatura. Y en comparación con España estamos en un nivel bastante destacado.
  • ¿Qué significa ser escritora, mujer y dominicana?
  • Puede significar una limitante, sobre todo si se vive en países como el de donde yo provengo. La mujer escritora es infravalorada y discriminada. No es respetada y todavía le falta mucho para alcanzar la igualdad. En cambio, en mi caso que vivo en España, ha significado una liberación porque aunque me reconozco como mujer dominicana y como escritora, rompo con todas las etiquetas y comienzo a sentirme como una ciudadana del mundo, un ser libre dispuesto a vivir todo tipo de experiencias enriquecedoras sin ningún tipo de limitante.
  • ¿De qué salud goza la actual literatura dominicana?
  • La literatura dominicana vive un momento interesante porque se está haciendo muy buena narrativa, pero sobre todo muy buena poesía. Tenemos a escritores y escritoras consagrados que ya forman parte de nuestro canon y a jóvenes promesas que han sabido descollar y dejar su huella.
  • ¿Te sientes más cómoda en la poesía?
  • Aunque también escribo narrativa, creo que en la poesía estoy más en mis aguas. Me siento un ser humano eminentemente poético, alguien que crea un micro universo, que abre ventanas y que combate sus demonios y sus heridas a través de la palabra.
  • ¿Porqué hacer literatura feminista?
  • ¿Por qué no? Yo creo que siempre que no se caiga en lo puramente panfletario, es válido hacer literatura feminista porque es asumir una postura y defenderla a través del lenguaje. Escribir literatura feminista para mí es lo mismo que hacer literatura metafísica, social, filosófica, amorosa o de cualquier otra índole.
  • ¿Cuáles son los pros y los contras del movimiento literario feminista en Latinoamérica?
  • Creo que uno de los pros es que se combate el heteropatriarcado a través de la palabra y se logra influir en la gente, sobre todo en otras mujeres. Se genera el debate y se crea un pensamiento crítico, tan necesario en estos días. Además de que se logran reivindicar derechos propios de las mujeres. Si hay que hablar de contras diría que pese a los esfuerzos de las escritoras feministas, todavía las raíces del machismo están bien hondas en nuestros países latinoamericanos, por lo que cuesta lograr un cambio. El machismo no es sólo de los hombres, sino también de otras mujeres que lo refrendan y por eso no se avanza.
  • ¿Está de moda ser escritora feminista?
  • No creo que esté de moda. Más bien hemos descubierto que es una necesidad. Es necesario ser feminista hoy en día si queremos una sociedad más justa e igualitaria para las mujeres.
  • ¿Qué papel están jugando las escritoras en la literatura latinoamericana contemporánea?
  • Yo creo que uno muy importante porque anteriormente destacaban más los hombres y ahora, cada vez más, las escritoras de Latinoamérica tienen mayor relevancia y demuestran que hacen una literatura de primer nivel.
  • ¿Existen verdaderos lazos entre los escritores del Caribe o en cambio hay un ostracismo que los reduce a sus respectivas patrias?
  • Yo creo que en los países del Caribe hace falta toda una industria editorial de distribución y difusión que permita que los escritores de los diversos países caribeños se conozcan y se lean entre sí para de esta manera crear lazos verdaderos e intercambios intelectuales. Mientras esto no exista, seremos islas desconectadas la una de la otra.
  • En términos literarios, ¿cómo ven desde España a la actual literatura de Latinoamérica?
  • En sentido general, pienso que España ve a la actual literatura latinoamericana con respeto y admiración. Tanto así que los escritores latinos que residimos en la madre patria somos valorados y tenemos la oportunidad de publicar con editoriales nacionales que apuestan por voces con un discurso original y con personalidad.
  • ¿Qué significó para ti el Premio Internacional Nosside?
  • Significó mucho porque yo estaba un poco desencantada de los concursos. Creo que este concurso me dio fe y me animó a creer más en mí misma y en mi trabajo literario.
  • ¿Es más fácil hacerse visible como escritor estando en Europa?
  • Depende. Hay escritores que residen en Latinoamérica que aquí en España no tienen ninguna incidencia y hay otros que tienen muy buena proyección. Todo a veces depende de contactos, editorial, padrinos… ya te podrás imaginar. Aunque lo cierto es que estando en Europa es más fácil llegar a un buen número de gente, sobre todo si cuentas con una buena editorial.
  • ¿Qué te parece el ámbito literario y editorial en España, cómo lo vives?
  • Me siento muy a gusto en el ámbito literario y editorial de España. Como en otros países aquí también hay sus tejemanejes, pero yo siempre me he apartado de eso y del ruido. Escojo muy bien los circuitos a los que me integro y sobre todo tengo una red de amigos y amigas escritores que son muy valiosos y que me aportan muchísimo.
  • ¿A qué dominicanos tendríamos que estar leyendo?
  • Te voy a citar escritores/as vivos: José Mármol, José Acosta, Pedro Antonio Valdez, Basilio Belliard, Ángela Hernández, Jeannette Miller, Emilia Pereyra, Yrene Santos, Chiqui Vicioso, Argénida Romero, Leonardo Reyes Jiménez, Frank Báez, Rita Indiana Hernández, Alejandro González, Homero Pumarol, Marielys Duluc, Rossalinna Benjamin y muchos otros.
  • ¿Te gustaría volver pronto a República Dominicana?
  • Siempre voy de visita y dura un mes, dos y hasta tres meses. ¿Volver a vivir? Por el momento no. No es algo que tenga entre mis planes.
  • ¿Qué densidad tiene en tu vida el Caribe?
  • A mí el Caribe me ha marcado. Ser hija de una media isla es algo que llevo en mi ADN. Así que esto es bastante importante para mí y se nota en mi acento, en mi forma de bailar, en la comida que prefiero… Y en mis sueños, sobre todo en mis sueños.
  • ¿Qué fue para ti el Taller Literario Tinta Fresca?
  • Para mí fue una de las experiencias más alucinantes de mi vida porque el Taller Literario Tinta Fresca no sólo me sirvió para crecer como autora sino que me regaló a unos amigos maravillosos que todavía hoy conservo. Te cuento que en la actualidad nos estamos reuniendo de nuevo vía online y resulta verdaderamente entrañable.
  • ¿Qué es para Rosa Silverio el amor?
  • El amor es el motor que todo lo mueve, la gran razón de ser, pero no me refiero exclusivamente al amor de pareja, sino al amor en sentido general.
  • Por último, Rosa, ¿qué espada es la que nos espera si nos sumergimos en tus interiores?
  • Si se sumergen en mi interior encontrarán una espada que les atravesará el corazón y en cuyo filo podrán ver su verdadero rostro.
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Arte y cultura La Maga y el Quetzal

Penélope Rivera: En la escuela se estudia a los autores hombres y a las autoras sólo para cosas de niños

Penélope Rivera es una artista visual mexicana que ha compartido con nosotros la misión de la Red de Narradoras México y su más reciente actividad, la Jornada de la maternidad y los cuentos: «Muchos de los cuentos tienen a la madre como protagonista, otros tienen que ver con el ejercicio de la maternidad desde la óptica infantil y otros conceptos de maternidad como la representación histórica, la relación con la Tierra, la matriz, el rol de la familia, entre otros, y es allí cuando los públicos se multiplican, y los colaboradores de varios países. Hasta ahora, hay cuentos que tienen hasta 2500 reproducciones».

Verónica Vidal: Penélope cuéntanos acerca de la misión de la Red de Narradoras México y cómo se ha tejido esta organización.

Penélope Rivera: Conocí a Jaqueline González, en un movimiento que se llama Alegra en albergue, luego coincidimos en Buga Colombia, en el 32 Encuentro de Contadores de Historias y leyendas, posterior a eso, llegamos a la conclusión de que la mayoría de las personas dedicadas a la narración oral, somos mujeres. Entonces, desde nuestra perspectiva femenina y feminista, dijimos que sería interesante articular a todas las compañeras que nos dedicamos a hacer narración oral en el país en una Red. Esto surgió el año pasado, y para el verano, comenzamos con el grupo en WhatsApp. El objetivo es la difusión y divulgación de las actividades que hacen las narradoras mexicanas y extranjeras que residen en México; además de proporcionar un espacio de encuentro físico y virtual para compartir apuntes, ideas, conocimientos, experiencias, convocatorias, talleres, investigación y análisis. La red comenzó a tejerse vía WhatsApp, ahora ya somos más de 130 compañeras, de trece estados de la República Mexicana, y también mujeres extranjeras que radican y hacen actividades dentro del país. Comenzamos a consolidarla un poco más. De inmediato se unió Emma Reyes, y a partir de allí generamos la fanpage y el grupo en Facebook, y se fueron sumando más compañeras para hacer el equipo de coordinación. Realmente fue muy rápido. Iniciamos con la estrategia de cuántas narradoras conocíamos personalmente, enviándoles un mensaje para saber si les interesaba articularse a la red, las agregamos, y cuando nos dimos cuenta, ya éramos muchísimas. De ahí se generaron las otras plataformas y empezamos a monitorear las actividades de la red. Digamos, la configuramos a finales de agosto y ya para diciembre terminamos de vaciar ideas, objetivos, misión y una visión académica del quehacer desde la comunidad. Al inicio pensamos en narradoras orales; e invitamos a emergentes y consagradas de todas las edades. Así empezamos a sumar, articulando también a otras compañeras importantes en el fomento lector y la oralidad, como mediadoras de lectura, escritoras, bibliotecarias, editoras y promotoras culturales. Digamos que la red está conformada por todas aquellas creadoras que nos dedicamos a la narración. Para enero de este año, realizamos la primera reunión física, para sorpresa nuestra, llegaron nuevas compañeras que aún no estaban dentro de la red. Generamos tareas específicas: un sistema de registro para generar un directorio, y de ahí salieron objetivos y propuestas concretas que no hemos podido llevar a cabo por el Covid-19, pero están ahí y se han tejido lentamente. La mayoría de las compañeras son líderes de colectivos, bibliotecarias, promotoras o representantes de círculos y grupo de lectura en escuelas. En la mayoría de los colectivos y agrupaciones hacen talleres y jornadas. Y muchas de las compañeras son académicas importantes en la investigación y formación profesional, o líderes de festivales que se hacen dentro del país. Digamos que la red se teje de una forma lenta y desde muchas directrices.

V.V: Hay un punto que considero crucial en la radiografía que me das de la Red de Narradoras y es el fundamento feminista.

P.R: Somos una Red de mujeres, no propiamente una red feminista, aunque muchas seamos activistas. Creo que se trata de unir las voces de muchas mujeres desde diferentes perspectivas. Tal vez no todas tengamos la misma postura ideológica, política y activista, pero contribuimos al desarrollo humano a través de la oralidad, la narración, la creatividad, y la educación literaria y artística, con un sentir profundo desde la óptica femenina.

jornada de la maternidad red de narradoras mexico

Te quiero platicar un poco sobre la jornada de la maternidad y los cuentos. En cuanto al origen de esta jornada, surge de la necesidad de expresar la maternidad desde varias ópticas y la importancia que tienen las madres en el fomento de la lectura. Nace del querer contar historias desde la madre, desde la hija, desde la maestra que educa y ejerce un papel importante en la formación de los pequeños; también desde la madre tierra, o cualquier figura cultural de la maternidad que exista. Porque leerle a los hijos, no se trata sólo de leer un libro, es afecto, como nos comenta la compañera Irma Lucila Loya en su video, quien habla de la importancia del arrullo como la primera oralidad entre madre e hijo. Existe además, la oralidad en los cuentos prenatales, libros prenatales y de ahí todas las infancias hasta los adultos. Hay que fomentar la lectura, la oralidad y el ejercicio creativo de transmitir la palabra hablada y escrita, pero también dar voces a otros que ya escribieron sobre eso. De allí decidimos hacer la convocatoria internacional, dando voz a narradoras experiencia, emergentes y a todas aquellas voces que quisieran expresarse, y nos sorprendimos de la respuesta. Tuvimos noventa y cuatro participaciones.

Participación de Eliana Sánchez en la Jornada de la maternidad y los cuentos.

Había madres con hijos, abuelas con hijos, niñas, niños, pequeños fragmentos de lectura, cuentos editados, cuentos ya montados, de esos que entre más los contamos mejor nos salen. Había quienes recordaban algo de imprevisto en medio del vídeo, había poemas. Textos conservadores y otros de una visión de la maternidad más contemporánea. Muchos videos de mediación de lectura, con el uso del libro como elemento importante de apoyo y fomento. Tuvimos bastantes charlas o recomendaciones. Cabe destacar que hubo participación de hombres y de mujeres, lo cual es parte de la finalidad de la red. La red es de mujeres, pero genera plataformas para mostrar otras ópticas, por ejemplo, la educación hacia otras masculinidades no violentas e incluyentes. Celebramos que hay mucha participación de compañeros narradores, lo cual es muy grato.

Fíjate que ya habíamos cerrado la fecha de recepción de la jornada, y todavía seguíamos recibiendo vídeos. Fue un éxito.

Participación de Isaac Osorio en la Jornada de la maternidad y los cuentos.

V.V: Tuve la oportunidad de revisar los vídeos y llamó muchísimo mi atención la colaboración de Paula Rivera, la directora de la Compañía Fonámbules del Teatro, acompañada por una gran muñeca, que habló de la importancia del contacto físico a la hora de contar cuentos. Me pareció un ejercicio muy hermoso la búsqueda de múltiples enfoques, más allá del binomio madre-hijo. Lo que le dio peso a la voz de una maestra que puede ser madre, en el sentido de orientar, y cómo las mujeres que no somos madres nos sentimos motivadas a compartir conocimiento, oralidad y mantener la perspectiva de género. De hacer llegar la educación, la cultura y la literatura a esos espacios donde todavía no había llegado y adonde ha llegado, reforzar. Todo esto me lleva a preguntarte ¿cómo está el panorama de la promoción de lectura cuando iniciaron la Red de narradoras y cómo está ahora, después de las actividades y cuáles han sido los resultados?

P.R: Yo creo que el panorama no ha cambiado. Te comento cómo funciona. Hay una parte de la que está encargado el gobierno, instituciones como la Secretaría de Cultura, con áreas específicas de fomento a la lectura, también la Secretaría de Educación Pública con áreas de fomento desde las aulas. Antes ambas secretarias estaban juntas y había una vinculación mucho más constante en el flujo de intercambio con las escuelas y las instituciones culturales. Otra institución es el Sistema de Desarrollo Infantil y Familiar, que aisladamente hace actividades de fomento a la lectura. Hay muchos programas, bibliotecas, y extensiones especializadas en lectura, así como agrupaciones, que yo creo, es gracias a esas agrupaciones que continúan estos proyectos. Somos una población tan grande en este país, que no hay programa que dé abasto. Alguna vez hubo alternativas significativas en el país, por ejemplo una dotación de libros bien seleccionados y filtrados, de buena calidad, contemporáneos, ilustrados, de muchos temas y géneros, con una clasificación muy concreta en cuanto a edades, para bebetecas, preescolares, primaria alta, primaria baja y secundaria. Esa dotación de libros llegó a cada escuela del país. Hasta la fecha es la única que tienen y es de hace dos sexenios. Obviamente se roban los libros, se rompen, pasa lo que tiene que pasar cuando los utilizan los niños. Había dentro del programa rincones de lectura que las maestras han estado llevando a cabo, sigue habiendo libros, pero la dotación ya no es igual ni del mismo nivel, ni la misma cantidad. Eso sucede muy a menudo: lanzan programas para el fomento lector, que son buenos, donde el docente tiene un papel importante, pero se comienzan a diluir porque no hay continuidad, no hay motivación, no hay presupuestos; hay cambios de gobierno y con ello, cambios en las políticas.

Tenemos algunas bibliotecas muy activas de la Ciudad de México y en algunos estados con áreas infantiles muy bien construidas. Espacios donde ellos pueden leer y volverse asiduos. Hay bibliotecas donde los hijos de los vendedores ambulantes llegan y se sienten en un espacio para leer, y se convierten en lectores que luego continúan asistiendo a la biblioteca, ya de adolescentes y adultos.

Se han generado algunos programas con padres y madres voluntarios, que son iniciativas muy bonitas, sin embargo tienen carencias o son aburridos, porque hay que tener en cuenta de que el fomento a la lectura tiene que ser dinámico, divertido, debe contar con una base pedagógica, porque estamos compartiendo contenidos.

Por otro lado, y me imagino que también sucede en tu país, Verónica, hay una serie de publicaciones que se basan en autores que ya son clásicos y reinterpretados. No dan cabida a autores contemporáneos de la literatura infantil o de la literatura en general, de una u otra manera, solamente se difunde la cultura clásica, y especialmente la clásica europea. Es decir, los Grimm, Dickens y ya. No estoy diciendo que esté mal, porque también hay que vincular con las lecturas clásicas, y para los nuevos lectores, estas las lecturas clásicas son nuevas. Tenemos ferias del libro importantes, tanto infantil y juvenil, como de adultos, y en cada una hacen publicaciones, programación y venta de libros, y se quedan cortas, porque las personas que asisten a las ferias, son personas asiduas a consumir productos culturales, pero no van las personas de comunidades pequeñitas, rurales o las colonias populares. Ni siquiera la feria va hasta ellos. Existen libro clubes, que surgen y se disuelven por falta de apoyos y no pueden evolucionar. Algunos son persistentes, grupos muy particulares los que continúan haciendo fomento a la lectura en las comunidades, barrios, pueblos, lomas, zonas rurales y zonas rurales urbanizadas. Aunque tengamos grandes ferias, asiste solamente un porcentaje de la población. Aunque sí hay una estructura fuerte de fomento a la lectura, como siempre, no es permanente; algunas veces es una iniciativa muy buena y no hay continuidad, porque siempre faltan recursos económicos.

También creo que hay una invasión de libros comerciales basados en Disney, Netflix, animé o series, que los niños ya conocen, hay que darles otras opciones y de otros creadores. He visto en otros países cómo la gente en las calles va leyendo, México no es un país que lea por placer, leen por obligación cuando son muy jóvenes y ese también es un problema complejo, porque se vuelve una obligación escolar y pierden el gusto por leer. Sólo hay un pequeño porcentaje de chicos que les gusta leer pero por placer, y la población en general deja de hacerlo porque no sabe qué leer aunque tengamos cientos de librerías o bibliotecas. A veces las madres, padres y abuelos, comienzan a leer con los pequeños, es aquí cuando se vuelve importante tomar en cuenta las edades lectoras; a veces se empiezan a leer ya grandes, es allí donde podemos ganar terreno en el fomento a la lectura.

Tenemos ferias del libro importantes, tanto infantil y juvenil, como de adultos, y en cada una hacen publicaciones, programación y venta de libros, y se quedan cortas, porque las personas que asisten a las ferias, son personas asiduas a consumir productos culturales, pero no van las personas de comunidades pequeñitas, rurales o las colonias populares. Ni siquiera la feria va hasta ellos.

V.V: Desgraciadamente, América Latina tiene escenarios muy parecidos. Mi esposo y yo somos de Venezuela y en cualquier librería de nuestra ciudad natal, siempre encontrábamos los mismos títulos y, por lo general, sólo los que solicitaban para actividades escolares: La Odisea, La Ilíada, etc. Existía en la ciudad una iniciativa gubernamental llamada Librerías del Sur, que nos proveía de mucha más variedad, títulos de autores nacionales contemporáneos y precios aún más asequibles, pero como todo lo que venga de alguno de los ministerios, no hay constancia en la administración y los espacios poco a poco se caen. El otro punto es el de la cultura del no-lector. El que anda en la calle leyendo es un introvertido, huye del mundo y con esas etiquetas se va satanizando el acto de leer y se adopta una postura errada por parte de la sociedad latinoamericana: recurrir al libro sólo cuando estás aburrido porque es la última opción. El tema de los títulos y la producción nacional. México tiene clásicos excepcionales, Venezuela y Perú también, pero entonces la presencia de los clásicos se convierte en caudillismo y las nuevas narrativas, la nueva poesía, tiene una promoción más dependiente de sus propios autores que de otros medios. Pero qué bonito sería, que un cuento de Alberto Chimal, o de Sol Linares, un poema de Cristina Peri Rossi o de Gustavo Pereira se leyera en las escuelas. Que la juventud no tenga que esperar a estar en la universidad o pertenecer a un colectivo literario para saber de ellos. Te pregunto, ¿cómo es el acercamiento orientativo hacia las madres, que crecieron con esta cultura del libro como última opción, para que se sumen y asuman la literatura como algo vital?

P.R: Me parece interesante este análisis de la cultura del no-lector. Recordé la novela Fahrenheit 451. Creo que todo esto tiene un trasfondo machista, como si la lectura o la academia restara fuerza y masculinidad, de ahí la importancia de que las madres sean las protagonistas del fomento a la lectura y este enfoque orientativo. Aquí en México hay una expresión peyorativa, que es “puto” y se usa para decir que alguien es cobarde. Entonces cuando alguien le regala un libro a un niño, le dicen: «¿Por qué le regalas un libro al niño? Lo vas a hacer un puto, un tonto, lo vas a afeminar, lo vas a hacer vulnerable». Hay concepciones muy arcaicas, que siguen pesando en hombres y mujeres. Demos una vuelta de tuerca, un cambio de pensamiento en el sistema de crianza, educación y enseñanza, aunque se dé lentamente. Debemos cambiar la concepción de que en la escuela, se estudia a los autores hombres y no a las autoras, o que la lectura es sólo para cosas de niños, y una vez que crecen ya no pueden leer, y menos historias hechas por mujeres. Dejar de estigmatizar al lector. Yo creo que a veces no leen no porque no quieran, sino porque no se enteran, es decir, tienen más peso los medios, el Tiktok y otras plataformas, que libros. Ahorita por ejemplo, hay un boom de cuentacuentos, todo el mundo está usando el cuento como una forma de expresión en las redes, durante la pandemia. Un boom de cosas buenas y creativas, y otras no tanto, y todo se consume de acuerdo al perfil de cada quien. Pero pese a la oleada de memes y video-tik toks, tenemos miles de personas haciendo vídeos-cuentos, y creo que lo importante es que comparten sus historias e invierten el tiempo en algo que tenga que ver con leer o con la oralidad, sean buenos o malos los resultados. Siempre tenemos historias en las redes sociales, lo que necesitamos son buenas historias, y buenos contenidos. Creo que con las posibilidades de cada uno, debemos dar opciones y espacios de expresión para las familias, iremos viendo los avances y las pequeñas recompensas.

Aquí en México hay una expresión peyorativa, que es “puto” y se usa para decir que alguien es cobarde. Entonces cuando alguien le regala un libro a un niño, le dicen: «¿Por qué le regalas un libro al niño? Lo vas a hacer un puto, un tonto, lo vas a afeminar, lo vas a hacer vulnerable».

Nos queda luchar por la continuidad, los recursos, la industria editorial y tratar de aminorar lo que signifique un obstáculo para los proyectos de cultura. Cuando veo que alguien se fue contento de la sala de lectura y luego vuelve, o que la mamá se queda en un rincón leyendo, o si se les sugiere una actividad asisten a ella, o que van a la feria de libro por voluntad, es una gran recompensa. Es hermoso, que aunque se acercan poquito a poquito, a la literatura, seguramente no se alejarán.

Penélope Rivera
Artista visual, Narradora oral y Gestora Cultural. Se ha desarrollado también como: docente de arte, productora escenógrafa. Ha estudiado especialidades en gestión cultural, antropología cultural y curaduría. Ha participado en diferentes ferias y festivales de artes, cultura y fomento a la lectura del país como FILIJ, FILZ, Papirolas, FIL, FILIJ Tamaulipas, FILIJ Reynosa, Feria del Libro del Estado de México entre otras. E internacionales como Encuentro de Narradores y Contadores de historias y leyendas en Buga, Cali, Colombia 2018 y Festival Contame pué en Corrientes Argentina 2019. Actualmente es Productora Ejecutiva de Compañía Fonámbules, Presidenta de Fonámbules Producciones AC, Productora en Pushale Like, Coordinadora en el Encuentro de teatro hecho por niñas niños y jóvenes en la FILZ, Creativa en el Programa de radio podcast Disertaciones ociosas y Directora en el Encuentro Internacional de Arte Corporal Fonámbules. Ha coordinado en Cumbre Tajín, Fiestas de Reyes, Villa Iluminada, Fórmula 1, Feria de la Comunicación Alternativa entre otras. Ha sido docente a nivel preescolar en la Secretaría de Educación y Bienestar Social del Estado de México, maestra de pintura en colegios privados, profesora de Promoción Cultural en la UACM y tallerista de diferentes actividades desde 2000 a la fecha. Actualmente es becaria en Pacmyc 2020 con un proyecto de creación literaria infantil en Iztapalapa.

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La musa desnuda

The Crucible, y la caza de brujas que aún continúa.

Arthur Miller da nacimiento a The Crucible en 1952. Una obra de teatro, pero también una prueba irrefutable de lo ilimitado de la ignorancia, cuyo título en español ha resultado ser Las Brujas de Salem, pero cuya fiel traducción del inglés arrojaría la palabra crisol. Frente a esta aclaración inicial nos encontramos con que, una vez más, la exactitud es aliada. Si bien las brujas son parte fundamental del texto, su esencia puede ser mejor experimentada a través del entendimiento del crisol. Y es que el crisol es una reproducción metafóricamente exacta de la sociedad que Miller retrata a través de sus palabras: una cavidad, dentro de un horno particularmente especial, que bien podría soportar las inhumanas temperaturas que van desde los 500 hasta más de 1500 grados centígrados. Y que es, claro, totalmente capaz de derretirlo todo (hasta incluso, por qué no, a las almas más puras). 

Vivir lo presente a través de fabulosos relatos del pasado resulta, en ocasiones, más sencillo. Después de todo, por algo los cuentos de niños, aquellos con moralejas de antaño, aún son bastante efectivos y universalmente utilizados. Es por eso que, si bien Miller nos sitúa en el Massachusetts de 1692, perfectamente podríamos aventurarnos a afirmar que los ahogos y calores infernales del crisol bien pueden sentirse hoy día. 

Miles de interpretaciones diferentes, y todas ellas válidas por igual, pueden desprenderse de esta lectura que, personalmente, recomiendo. Para Miller, por ejemplo, su obra fue algo así como un merecido suspiro, después de la cruel persecución hacia su persona llevada a cabo por el macartismo de los cincuenta. Para los puritanos del siglo XVII, la amenaza era Satán…y para los norteamericanos de mediados del siglo XX, Marx. Ambos, claro, de color rojo.

Sin embargo, me gustaría analizar esta maravillosa obra desde otra perspectiva. Una que me direccionará hacia territorios que muchos sentirán incómodos, pero también necesarios de transitar. La civilización, aquella que alimentamos con avances materiales de todo tipo, debería pasear un poco por las tinieblas de aquellos hornos sutiles, estratégicamente escondidos, que aún queman las pieles de millones. 

No podría imaginar el oscuro frenesí de dolores y furias que deben sentirse mientras el fuego avanza, con solemne lentitud, hacia los pies de la mujer señalada. Para nuestra fortuna (pero no una fortuna total, por supuesto), lo común ha dejado de serlo, y la humanidad ha, aparentemente, avanzado hacia formas de violencia generalizada un tanto más implícitas. Que el lector no se confunda, eso no es una guerra ganada sino, tal vez, simplemente, un camino mejor pavimentado hacia el destino final. 

La sociedad teocrática descrita por Miller poco se asemeja a las sociedades contemporáneas, que se esfuerzan cada vez más por diferenciar la Iglesia del Estado. Sin embargo, las conductas humanas son las que llevan en sus manos el timón de todos los caminos: del político, del social, del espiritual en la tierra. Hasta que aquellas manos no estén completamente limpias, libres del hollín de generaciones manchadas de odios profundos, el barco no estará a salvo. 

Entonces, los invito a pensar si el rumor ha cesado en su interminable poder de convencimiento. O si los egocentrismos de los poderes tradicionales han dejado de actuar simplemente en pos de intereses individuales que pretenden disfrazar de bien común. O si las peleas por propiedad, por capital, no generan hoy el mismo mareo moral que generaban antes. O si, en una desesperación absurda por limpiar vestiduras que sin auténtico jabón jamás podrán ser impolutas, muchos no utilizan la acusación y la denuncia para desviar las miradas inquietas hacia sus propios pecados (públicos y privados). 

Cuántos como Herrick y cuántos como Cheever, desesperados por construir una autoridad basada en la firmeza simplista, que descansa todas las noches en aquellos que aún creen que cerrar las puertas a la diversidad es la mejor forma de asegurar una pacífica y sacral  jornada nocturna. Cuántos como Tituba que, víctimas de un sistema dominantemente opresor, deben renunciar a las libertades que les corresponden para no perder lo poco que aún tienen para sobrevivir. Cuántas como Ann Putnam, que pretenden sanar sus profundos y arraigados dolores al tajear con el cuchillo de las culpas a quienes menos lo merecen. Cuántas como Betty, adormecidas y con los ojos cerrados cual candado, intentando proteger el tesoro de lo impoluto, que poco debería valer en este mundo de seres orgullosamente imperfectos (si la perfección, claro, alude tan sólo a criterios estrictos nacidos de alguna visión chata de la naturaleza). Y por último, claro, cuántos demonios en los que se han depositado las culpas de tan sólo responsabilidades humanas, cargadas de odios y resentimientos que alimentarían más las llamas del infierno que cualquier lluvia de alcohol imperfecta a la que tanto le temen. 

Cuántos gobiernos que ignoran aún hoy a las mujeres, basándose en pensamientos patriarcales heredados, que no han hecho ni nunca harán nada por lograr objetivos nobles. Cuántas silenciadas por Estados fanáticos de los anteojos selectivos, que deben seguir aguantando abusos porque la sociedad les ha simplemente por azar de nacimiento asignado roles sociales invisibles. Cuántas mujeres defensoras del patriarcado, orgullosas de señalar con el dedo a cualquiera menos a los enemigos más cercanos, que la sociedad también nos ha acunado para creer que nos corresponde amar. Cuántas como las anteriores, pero que eligen silenciarse y aguantar, sin señalar, ni tampoco levantando el puño en señal de apoyo, sino simplemente haciendo eso: durmiendo. 

La cacería de brujas no ha terminado, solamente ha encontrado maneras más “políticamente correctas” para subir las temperaturas del horno. Ha logrado que quemen las entrañas y el alma, aunque los pies se encuentren sanos y salvos. Aunque, claro, también ha logrado que quienes gustan de literalmente quemar cuerpos o recurrir a otros métodos de violencia física sean apañados por sistemas enteros. Porque, claro, aún se entiende, para muchos, que las brujas, brujas son. 

Así, las temperaturas subirán gradualmente, y tal vez a algunas les hagan sentir más el calor que a otras. Pero las temperaturas, subirán. Me pagarán menos. Invisibilizarán el sector económico que me hayan asignado ellos mismos y lo tomarán simplemente como economía informal. Me darán reglas estrictas sobre cómo ser y cómo no ser, y cínicamente me asegurarán una protección que no pueden darme. Me querrán hacer confiar en que con un pedazo más de tela en mis piernas haré desistir a aquél que sólo puede verme como un pedazo de carne para usar a su gusto.

 Seré mandona y soberbia cuando mi compañero de trabajo simplemente sea un líder nato, y seré promiscua cuando disfrute de mi sexualidad, al igual que aquél, que es tan sólo un conquistador maravilloso. Me culparán por decidir sobre mi cuerpo, y me asegurarán llenarme de condenas. Entiendo, tienen aún muchas en el bolsillo. Son aquellas que han elegido guardarse y no repartir entre aquellos que nos asesinan todos los días. 

Temo más a los manifiestos en contra de mi integridad y libertades que a cualquier conjuro. Veo la cara del mal que ellos llaman demonio cada vez que muestran los victimarios de miles de mis hermanas violadas, torturadas y asesinadas. En la calle, de noche, rezaré cuanto tenga que rezar, y buscaré frenéticamente la protección de cualquier presencia. Apretaré las manos con fuerza para que la misericordia realmente exista. Probablemente, no funcionará. Será demasiado tarde. Porque si el cazador me ha elegido como su presa, el fuego ya ha llegado hasta mis rodillas. Y no estará poseído. Estará avalado por una sociedad cómplice.