La voz del caos se escucha en las honduras y quebradas de la selva. Es un grito hipnótico por su cierta dosis de irregular armonía. Es el canto del dios loco Canaima. Canaima es la selva misma, nos dice Rómulo Gallegos en precioso castizo que corona las insurgencias lingüísticas, artísticas, anímicas de Latinoamérica. Latinoamérica misma es Canaima, silvana, divina, estruendosa, caótica, cruel en su terneza o tierna en su desangre. Mil cantos se urden en esta canaimera, mil cantos que urgen ser atendidos para que prosiga la insurgencia. Canaimera será, a partir de esta entrega, un conversatorio con los editores, artista y escritores latinoamericanos contemporáneos, que están moviendo al continente.
Una noche del año 2015, en Oaxaca, conocí al poeta René Morales (1981), originario de Ocozocuautla (Coíta, para los entendidos), Chiapas. Al trasiego de los mezcales y las victorias compartidas, hablamos de caballos, de nuestros respectivos pueblos, del corazón de los hombres, y desde entonces nos hermanamos. Me regaló algunos libros suyos y así me hice seguidor de los versos de Morales, principalmente porque soy propenso a los alborotos y René es, ante todo, un poeta rebelde. Editor de Public Pervert, promotor cultural y confabulador en varios festivales internacionales, como la parte literaria del festival Posh o Carruaje de Pájaros. En 2018 ganó el prestigioso Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón, cerniéndose como una pieza clave en el acercamiento cultural y artístico que debe unir fraternal y definitivamente a México con Guatemala. Entre sus libros contamos Notas sobre el fin del mundo, La línea blanca y Carne, y para el 2018 da a luz un libro poderosísimo Texas i love you (Anónima Editores, 2018), editado por el venezolano Nérvinson Machado. El poemario, basado en los expedientes oficiales del Departamento de Justicia Criminal de Texas, recoge las últimas palabras de condenados a muerte. Con ellas, René sostiene un ejercicio de nigromante, que le hace emprender diálogos desgarrados con los fantasmas que ha invocado, hasta quedar poseso y revivir, al final, un exorcismo pleno.
- René, Texas i love you me parece la suma de tu búsqueda creativa, hasta este momento, y también de tus afanes por no quedarte estático y experimentar tanto con las formas como con los temas poéticos, háblanos de este libro, de su importancia en tu obra y tu decisión de publicarlo con Ánonima Editores.
- Ya conocía el trabajo de Nervinsón como editor, incluso tenemos una amistad cercana de muchos años, que comenzó cuando él decidió vivir en Chiapas, nos veíamos con cierta constancia pero él se mudó a Guadalajara y nos encontramos de nuevo en Zamora, Michoacán en 2018; hablamos del proyecto y la única cosa que le pedí es que mi amigo Álvaro Sánchez ilustrara las portadas y los interiores. El trabajo de los editores fue impecable y claro. Además, abrir una colección con mi libro siempre es más que satisfactorio; afortunadamente el tiraje se agotó en menos de un año y vamos a sacar una segunda edición. Anónima es una editorial que va a crecer demasiado y me gusta ser parte del proyecto.
- Uno de los aspectos que más me ha interesado de los escritores chiapanecos es su íntima relación, casi amorosa, con Guatemala y viceversa. Poetas y narradores de las dos naciones, participan de manera activa en ambos lados de la frontera. Tú eres un ejemplo perfecto de ese diálogo, mayormente en cuanto se te ha reconocido recientemente con el Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón ¿cómo se gesta y cómo se vive la relación artística entre Chiapas y Guatemala?
- La relación Chiapas-Guatemala es antiquísima casi fundacional, durante toda la colonia Chiapas perteneció a Guatemala, eso equivale, más o menos, a unos tres siglos. Por otro lado la anexión de Chiapas a México comienza en 1824 pero no termina sino hasta 1842. Las fronteras son económicas pero el intercambio humano entre Chiapas y Centroamérica seguirá existiendo porque Chiapas es parte de esa realidad: comemos lo mismo, hablamos del mismo modo, compartimos festividades, creencias y hasta las desgracias. Basta con recordar la amistad de Rubén Darío con Rodulfo Figueroa o la relación entre Roque Dalton y Eraclio Zepeda. Digamos que mi poesía renueva esa hermandad. Y claro, en lo personal, la mitad de mi obra está publicada en Centroamérica y la otra parte en México, digamos que en Chiapas los artistas sacamos ventaja de esa doble nacionalidad.
- Chiapas es también rebelde. Parece que esto ejerce alguna influencia en sus escritores. ¿Qué sucede hoy en día con la literatura chiapaneca que tanto está llamando la atención de resto de México?
- El nacimiento del libro Cantos de vida y esperanza de Rubén Darío, publicado en 1905, tiene la peculiaridad de que es el primer poemario que se escribió para contestar la invasión norteamericana en Centroamérica. Esa es una genialidad de Darío, ya que se contesta así mismo. Desaparece con su misma pluma el modernismo para darle paso a una poesía social, comprometida, que nace de la entraña misma de las injusticias. En ese libro, que tiene cerca de 120 años y aún sigue vigente, la poesía social y política le da una utilidad a los poetas, es una declaración de principios que aun se preserva en Centroamérica.
- ¿Qué visión tienes de la literatura latinoamericana contemporánea?
- Es una pregunta un poco difícil de contestar, pero bueno, el futuro de la literatura por lo menos a nivel global terminará por llegar de manera masiva al internet. Los libros, creo, terminarán siendo objetos de lujo, sin embargo creo que la literatura centroamericana seguirá creciendo, como el caso de Sergio Ramírez, quien al recibir el premio Cervantes puso en evidencia que algo está pasando en esos países que parecieran invisibles. El mundo ahora tiene la obligación, como siempre la ha tenido, de voltear a ver lo que sucede en los países más pobres de América. Para eso, las redes sociales y las editoriales independientes juagarán un papel importantísimo.
- Tú que has sido editor, gestor y promotor cultural, ¿qué retos afrentará, en tu percepción, el ámbito literario tras de este periodo de cuarentenas y pandemias, que ha frenado la ya de por sí lenta inercia de los proyectos culturales?
- Es una situación muy complicada, el covid19 va a cambiar muchas cosas, ahora dependerá mucho de la organización social. Como siempre, las sociedades tendrán que resistir a los embates de los mercados y a la brutalidad con que se concibe la política actual, la cual no cree en el arte como parte esencial de lo humano. La organización de los que menos tienen, de los excluidos, consistirá en que lo humano no desaparezca.